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miércoles, 26 de junio de 2013


Dalí a Lorca: "Tú eres una borrasca cristiana y necesitas de mi paganismo"

La obra 'Querido Salvador, querido Lorquito' reúne por vez primera la relación epistolar completa entre el pintor surrealista y el poeta granadino, la historia de un "amor erótico y trágico por el hecho de no poderlo compartir"


En la larga agonía de Salvador Dalí, negándose a comer y alcanzando a duras penas los 34 kilos de peso, la enfermera que le cuidó aseguró que la única frase inteligibleque escuchó salir de los labios del pintor fue:"El meu amic Lorca". A Salvador Dalí le acompañó toda su vida la sensación de haber podido evitar el fusilamiento del poeta. No se sabe cómo ni cuando Dalí se enteró del crimen cometido contra su amigo. Sí se sabe, porque así se encargó de difundirlo el propio pintor surrealista, que su reacción al conocer el asesinato fue una exclamación: "¡Olé!" Con ese único sonido trató de equiparar la vida de Lorca con una corrida de toros, teniendo ese último episodio el valor del último gesto del poeta en la arena de la plaza.
De la amistad de dos de los artistas más grandes de la historia reciente de España surgó, además de diversas colaboraciones artísticas, un acalorado epistolario entre 1925 y 1936, que ha sido recopilado por primera vez de manera íntegra en Querido Salvador, Querido Lorquito (Elba), una obra que ha sido posible gracias a la labor del periodista Victor Fernández. No obstante, advierte el autor, muchas de las cartas, sobre todo de las expedidas por Federico Lorca, no han sobrevivido al paso del tiempo. Ana María, hermana de Dalí, vendió mucho material del archivo de su hermano tras la Guerra Civil y Gala, mujer del pintor, destruyó otras muchas por los celos que sentía ante la relación de su esposo con Lorca.
Dalí, tras conocer la muerte del poeta, exclamó: "¡Olé!"
Una relación que el propio Salvador Dalí definiría como "un amor erótico y trágico, por el hecho de no poderlo compartir" en una carta al director publicada en El País en 1986 dirigida al historiador Ian Gibson, a quien acusaba de tratar su relación con Lorca como si fuera "una azucarada novela rosa". La correspondencia, ordenada por orden cronológico y que comprende siete cartas de Lorca a Dalí y cuarenta del pintor al poeta, es, a ojos del periodista, "un juego de seducción" entre los dos genios.
"Lorca da lo mejor de sí mismo, tratando de encandilar con su palabra a un Dalí que quiere estar a la altura intelectual del poeta. Uno intenta atrapar al artista en su tela de araña; el otro deja hacer hasta cierto punto", escribe Fernández. El coqueteo entre ambos llega a puntos mágicos, como las palabras que dedica Dalí a Lorca: "Tú eres una borrasca cristiana y necesitas de mi paganismo (...) Yo iré a buscarte para hacerte una cara de mar. Será invierno y encenderemos lumbre. Las pobres bestias estarán ateridas. Tú te acordarás que eres inventor y viviremos juntos con una máquina de retratar".

Encuentro sexual

Era el año 1928 y la pareja de genios vivía la etapa dorada de su amistad. Pero si hubo un año glorioso para los dos ese fue 1927. Ese mismo año Lorca estrenó la exitosa obra Mariana Pinedaen el Teatro Goya de Barcelona con los decorados de Dalí y avanzaba con relativa facilidad en la escritura de El Romancero gitano, que verá la luz en 1928. Además, a finales de ese año el poeta entra a formar parte del grupo de autores que darán nombre a una generación que se pone como excusa rendir homenaje a Luis de Góngora en Sevilla.
Pero, por encima de todo, 1927 es el momento de la segunda y trascendental estancia en Cadaqués (residencia veraniega de los Dalí), momento en el cual Lorca se propone mantener relaciones sexuales con Dalí, que se niega. "No era la primera vez que el poeta lo intentaba", escribe Fernández. El propio Dalí habló de esta situación a Max Aub: "Federico, como todo el mundo sabe, estaba muy enamorado de mí, y probó a darme por el culo dos veces, pero como yo no soy maricón y me hacía un daño terrible, pues lo cancelé en seguida y se quedó en una cosa puramente platónica y en admiración".

"El perro andaluz soy yo"

Tras esta etapa dorada, en septiembre de 1928 se inicia un distanciamiento entre ambos. Separación que fue aprovechada por Luis Buñuel, que irrumpe con fuerza en la vida de Dalí y da inicio a una colaboración de la que surgirán dos obras maestras del cine surrealista: Un perro andaluz (1929) y La edad de oro (1930). Lorca se sintió ridiculizado por la primera de ellas y definió el filme como: "Una mierdesita así de pequeñita y el perro andaluz soy yo".
La amistad entre ambos fue retomada en 1930 cuando Dalí trata de estafar a los padres del poeta aprovechando que Lorca está en Nueva York. "Me gustó muchísimo el timo que ibas a dar a mi familia, y es una lástima que no te enviaran el dinero. Yo me enteré tarde, pues la carta me la enviaron a mí; si no yo te hubiese girado el dinerito", responde Lorca a Dalí tras el intento de timo.
Dalí: "Federico, como todo el mundo sabe, estaba muy enamorado de mí, y probó a darme por el culo dos veces, pero como yo no soy maricón y me hacía un daño terrible, lo cancelé en seguida" 
El reencuentro entre ambos, sin embargo, tuvo que esperar hasta 1935 en Barcelona. Durante su estancia en la ciudad condal, Lorca concedió diversas entrevistas. En una de ellas afirmó: "Somos dos espíritus gemelos. Aquí está la prueba: siete años sin vernos y hemos coincidido en todo como si hubiésemos estado hablando diariamente. Genial, genial Salvador Dalí". En este reencuentro, llegaron a pensar en colaborar en una ópera o viajar por Europa. Sin embargo, el fascismo se interpuso en los planes de los dos amigos y las balas asesinas del bando franquista acabaron con la vida del poeta.
Desde entonces una parte de Lorca sobrevivió en la obra de Dalí. El pintor se obsesionó con su amigo hasta el punto de pintar el rostro del poeta en algunos de sus cuadros de la Guerra Civil, dejar los rastros del poeta en la obra El enigma sin fin o publicar su propia lectura de la muerte de Lorca en dos medios en 1954: "Lorca imitaba y poetizaba todo aquello de lo que hablaba, en especial su defunción. La escenificaba recurriendo a la mímica: '¡Mirad cómo seré en el momento de la muerte' (...) Después nos enseñaba cómo sería su rostro unos días después de su muerte. Y sus rasgos, que de costumbre no eran hermosos, se aureolaban de pronto de una belleza desconocida e incluso de una excesiva belleza".

4 comentarios:

  1. Federico García Lorca y Eugenio Salvador Dalí vivieron su particular Brokeback Mountain en la España de los años 20. Es una de las historias más fascinantes y tristes entre dos de los personajes más relevantes de nuestra panorama cultural. Su relación trascendió la simple amistad. Se conocieron en 1922 en la Residencia de Estudiantes de Madrid (cuando tenían 24 y 18 años respectivamente). Fue una gran historia de amor aunque nunca llegara a consumarse. Lorca, menos temeroso al erotismo, fue mucho más consciente del amor que sentía hacia su amigo. En cuanto Lorca lo vio se enamoró perdidamente de Dalí, pero éste no aceptaba su homosexualidad, entre otras cosas por la influencia de un padre muy severo, el notario de Figueras. Mantuvieron, a pesar de todo, una estrechísima relación personal y artística primero; y un complejo debate estético después, hasta 1928 en que se produjo el alejamiento entre los dos.

    alí había comenzado el servicio militar, pero tiene tres meses de permiso que va a pasar con su amigo Federico entre Figueras, Cadaqués y Barcelona. En este momento llevaban más de un año sin verse y pasaron unos meses en íntima amistad. Se sentían como almas gemelas. Trabajaron juntos en los decorados de una obra de teatro. La influencia era recíproca, la relación muy intensa, y ni ellos mismos imaginaban que ese viaje iba ser el preámbulo de un progresivo distanciamiento entre los dos. Según el pintor, en mayo de 1926 el poeta intentó "estar físicamente con él", quiso penetrarlo, y aunque Dalí se sentía halagado por el amor de Lorca, no accedió a sus deseos, ya que no se consideraba homosexual, lo que Lorca respetó siempre profundamente.
    Este capítulo, que hasta hace bien poco era uno de los más oscuros de la vida de García Lorca, casi tanto como el de su muerte, ha visto la luz gracias al irlandés Ian Gibson, que ya había escrito sendas biografías de estos personajes, y ha empleado como base de este ensayo las cartas que Salvador Dalí remitió a García Lorca. Las otras, las que escribió el poeta, han desaparecido. Hay que recordar que la familia de Lorca no era muy partidaria de airear su vida sexual. Absurdo, si pensamos que el poeta nunca lo ocultó, ni en su vida ni en su obra. Para Gibson quizás alguien las haya robado, con lo que aún queda la esperanza de que algún día puedan aparecer. En esas cartas Dalí, poco dado a la ternura, le escribe cosas verdaderamente románticas a Federico.Dalí en sucesivas cartas le comentó su idea de escribir un texto identificando la imagen de San Sebastián con la del poeta. En este dibujo se pude ver la imagen del poeta en la playa de Ampurias representado como el santo. Por un lado San Sebastián es el patrono de Cadaqués, por otro es el santo con mayores referencias homoeróticas. “Se ve claro que mi oficio es pintar, pero, en fin, creo que digo cosas. Deseo ¡mon cheri, una muy larga carta tuya!... En mi San Sebastián te recuerdo mucho y a veces me parece que eres tú… ¡A ver si resultara que San Sebastián eres tú!... Pero ahora déjame que use su nombre para firmar. Un gran abrazo de tu San Sebastián”. El texto tenía un mensaje oculto y estaba lleno de referencias a Lorca. Dalí veía pasividad en el santo donde Lorca veía martirio y sacrificio. Se considera que es una respuesta a la Oda a Salvador Dalí. Lorca lo entendió como una confirmación de que Dalí rechazaba mantener relaciones sexuales con él.
    Aunque el amor jamás llegó a consumarse, sus respectivas obras salieron enriquecidas de esa relación. Las obras de ambos están llenas de referencias al otro, mantenían una extraordinaria fascinación por el otro. No puede decirse que Lorca influyera activamente en la obra de Dalí. Sin embargo, aunque no podamos hablar específicamente de una “etapa lorquiana de Dalí”, Federico está muy presente en los cuadros de aquella época; al menos en doce de sus obras aparece la cabeza de Lorca junto a él mismo. Recordemos uno donde aparecen sus cabezas fundidas, o ese otro donde la sombra de Dalí proyecta la cabeza de Lorca.

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  2. Dalí, por el contrario, sí propició un giro en la trayectoria literaria de Lorca. Dalí era muy crítico con la obra de García Lorca. Cuando se publicó el Romancero Gitano, Salvador le dijo a Federico, “Tú eres un genio y lo que se lleva ahora es la poesía surrealista. Así que no pierdas tu talento con pintoresquismos”. Y Federico le hizo caso; dio un golpe de timón a su obra. Si Lorca no hubiera conocido a Dalí hoy no tendríamos posiblemente Poeta en Nueva York.

    …Canto tu corazón astronómico y tierno,
    de baraja francesa y sin ninguna herida.

    Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua
    el miedo a la emoción que te aguarda en la calle.
    Canto la sirenita de la mar que te canta
    montada en bicicleta de corales y conchas.

    Pero ante todo canto un común pensamiento
    que nos une en las horas oscuras y doradas.

    No es el Arte la luz que nos ciega los ojos.
    Es primero el amor, la amistad o la esgrima…

    Fragmento de Oda a Salvador Dalí de F.G.Lorca (1926)
    Este poema es una alusión al amor imposible entre los dos. Supone el descubrimiento por Lorca de que Dalí lo consideraba en su solicitud amorosa, pero rechazaba su obra, su poesía. En algunas cartas Salvador Dalí le reprochó la "putrefacción" de Canciones y Romancero Gitano en un momento en el que lo que estaba de moda era el surrealismo. Muchos consideran Poeta en Nueva York como un acercamiento al surrealismo por parte del poeta andaluz debido a la influencia que ejerció el pintor sobre él. Se inicia así una “etapa daliniana de Lorca” que le llevará a acercarse al surrealismo y crear un lenguaje nuevo palpable en el teatro vanguardista de sus últimas obras: Así que pasen cinco años, Comedia sin título y El público. La Oda a Salvador Dalí caló profundamente en el pintor: le marcó en la manera de verse a sí mismo, es una manifestación clara de una amistad profunda, pero también de una fuerte rivalidad.

    En el libro de Ian Gibson se explica cómo Luis Buñuel, tercer vértice de este triángulo, que despreciaba a Lorca, le llamaba "el asqueroso", y veía con desagrado su fuerte amistad, hizo todo lo posible para apartar al pintor de la influencia del poeta. En 1927, Buñuel, que había conseguido desbancar a Lorca en el corazón de Dalí, se lleva a éste a París para realizar juntos la obra cumbre del surrealismo cinematográfico Un perro andaluz. Cuenta la leyenda que por un perro dibujado en una carta a García Lorca de octubre-noviembre de 1927 se cree que el “perro andaluz” de la película hace referencia al poeta andaluz. Así lo debió entender Lorca que, a finales de 1929, y al parecer como respuesta a Un perro andaluz, escribió en Nueva York el guión cinematográfico de Viaje a la luna. Aunque entregó una copia del mismo al cineasta mejicano Emilio Amero para que lo rodara, finalmente no se convirtió en película, y hubo que esperar hasta 1998, año del centenario de su nacimiento, para que otro pintor, Frederic Amat, pudiera llevar a cabo este proyecto. Al igual que otros textos lorquianos que surgieron de aquella experiencia neoyorquina ha tardado mucho tiempo en poder realizarse. El libro Poeta en Nueva York se publica póstumamente en 1940 y la obra de teatro El público no llegó a representarse oficialmente hasta 1986.

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  3. En noviembre de 1927 Salvador Dalí publicó una prosa, "Mi amiga y la playa", en la que aparecen manos cortadas y un ojo cortado por un bisturí, y que lleva como cita inicial "La miel es más dulce que la sangre", título del célebre cuadro que Dalí pintó ese año, y que alude a la inclinación amorosa de Lorca hacia él. Se ha sugerido la posibilidad de que, en la oposición que plantea el título de ese cuadro, "la miel" designe a Lorca y "la sangre" a Buñuel, partiendo del enfrentamiento entre ambos en términos personales y de poética.
    Mientras Salvador Dalí estaba en París, Federico García Lorca se consagró como poeta tras su periplo por Cuba y Nueva York. Cuando se reencontraron en Barcelona, en el año 1934, ni el tiempo ni la distancia habían borrado esa relación.

    “Somos dos espíritus gemelos. Aquí está la prueba: siete años sin vernos y hemos coincidido en todo como si hubiéramos estado hablando diariamente...”
    En 1936, fecha del asesinato de Federico García Lorca, ya se habían distanciado. ¿Qué habría pasado si no hubiera muerto Lorca tan pronto? ¿Hubiera tenido este amor una segunda oportunidad? Ian Gibson sospecha que no, porque a la Guerra Civil debemos añadir la irrupción de Gala en la vida de Salvador Dalí.


    La muerte de Federico García Lorca le causó una gran impresión. En varios de los cuadros de 1938 aparece el rostro "invisible" de García Lorca: Afgano invisible, Aparición de rostro y frutero (en la imagen), y El enigma sin fin, donde el fantasma del poeta está configurado por el cuerpo de un afgano, un mastín y un galgo, respectivamente. Lo que vuelve a recordarnos la alusión a "un perro andaluz" de la que ya hemos hablado.
    "Adios te quiero mucho, algún día volveremos a vernos, ¡qué bien lo pasaremos!"

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  4. + 600 Correos para vo..................en poco de mas de 56 Dias.
    Lorca se Quedo Corto..................
    y Dalí claro y sin vista......................



    ¿Quién mató a García Lorca?
    Por Gabriela Bustelo

    77 ANIVERSARIO DEL FUSILAMIENTO DEL POETA ANDALUZLos restos de Federico García Lorca no descansan en paz. Dos debates se han tomado la conmemoración de los setenta y siete años del asesinato del poeta: Por una parte, un documental asegura que su familia estuvo involucrada en su muerte. Y por otra, sus herederos se niegan a que sus restos sean exhumados. ¿Quién tiene la razón?

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