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lunes, 16 de julio de 2012


Aquellos felices días en Marivent

La llegada de Lady Di hace 26 años llenó el palacio de paparazzis. Y no han vuelto a irse. Este año Letizia será su objetivo central a falta de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin

Ésta es la historia de Marivent, residencia estival de la Familia Real. Una «bonita historia», como la califica de forma irónica el político nacionalista Iñaki Anasagasti. «La clásica cacicada antidemocrática hecha bajo una cruel dictadura», añade en su blog el senador del PNV, que quiere ser látigo de la monarquía pese a su foto saludando a la infanta Cristina el día de su boda con Urdangarin, a la que acudió como invitado. Después de más de una década, este año los duques de Palma no estarán en Mallorca por razones obvias (los problemas del duque de Palma con la Justicia, acusado de corrupción). La biografía de Marivent es polémica; 40 años después, una página en Facebook, ‘Reivindiquemos el palacio de Marivent’ mantiene vivo el recuerdo de cómo esta mansión pasó a ser residencia real. Todo proviene de una cesión de su propietario, un artista que la donó para que fuera un museo. Pero en 1973 acabó dando cobijo a los Reyes (entonces Príncipes) y muchos años más tarde a cuestionables acuerdos entre Urdangarin y el Gobierno balear que están siendo investigados.
Los mallorquines llevan tiempo acostumbrados a la presencia de la Familia Real. El carácter de las gentes de la isla, discreto y pudoroso al decir de ellos mismos, ha hecho que estos ‘turistas’ con pedigrí hayan disfrutado de una tranquilidad y un relajo que no podían encontrar en otro sitio. Un beneficio que ha revertido en la isla en forma de publicidad excepcional como destino turístico. Y Mallorca lo ha sabido agradecer. Pese a la crisis y a algunas protestas, el Gobierno balear ha decidido aumentar este año en 200.000 euros (de 1,5 a 1,7 millones) la partida económica para el mantenimiento del palacio, porque considera que la Casa del Rey es una «buena promoción» para las islas. Las quejas se refieren a que se han recortado las ayudas para personas en exclusión social: de 5,1 millones a 2,8.
En Palma muchos desconocen hoy que Marivent estaba destinado a ser un museo. Tampoco lo sabía el periodista mallorquín Marcos Torío (Palma, 1979), autor de ‘Veranos en Mallorca’ (La esfera de los libros, 2010), donde desmenuza todo lo relacionado con el palacio, la llegada de los Reyes y, con ellos, de miembros de otras casas reales y de hordas de famosos. «Cuando me puse a investigar para el libro me enteré de la historia del palacio. No tenía ni idea, y hay muchos como yo». Marivent se construyó para ser la residencia del pintor, coleccionista y mecenas egipcio de origen griego Juan de Saridakis (Alejandría, 1877-Palma, 1963). A la muerte de éste, su viuda, la escultora Anunciación Marconi, donó la mansión y sus 33.000 metros cuadrados de terreno a la Diputación provincial con la condición de que sus puertas estuviesen abiertas al público como museo. Se mostrarían las 1.300 obras de arte que la pareja había ido coleccionando durante años, además de 2.000 libros y un centenar de muebles, muchos de ellos de interés histórico.
Pero en 1972 la Diputación decidió ofrecer la casa a los Príncipes de España (hoy los Reyes) durante los veranos. Y la imposibilidad de conciliar las visitas del público con el mantenimiento de la seguridad necesaria para las estancias reales provocó que finalmente solo se dedicase a este menester. El hijo del pintor acudió entonces a la Justicia para presentar una demanda. Finalmente, solo tuvo derecho a reclamar los bienes de la casa y el Supremo le dio la razón: le fueron devueltos todos en 1988. La noticia del cambio de uso del palacio levantó cierto revuelo, pero con Franco aún vivo había motivos más importantes para poner en peligro la integridad de uno que protestar por un museo. «Hubo malestar, pero en voz baja porque con la dictadura... La gente lo vio como una inversión, una idea brillante para promocionar la isla. Solo hay que recordar cómo los hosteleros pusieron dinero de su bolsillo para regalar al Rey un nuevo yate.
En un Seat 1.400
El 4 de agosto de 1973, Juan Carlos y Sofía llegaban con sus tres hijos, la niñera y la perra Laia a Marivent en un Seat 1.400, después de aterrizar en dos ‘Mysteres’ en el aeropuerto de Son San Joan, cuenta Torío en su libro. Recuerda que venían de pasar unas semanas en el Pazo de Meirás con Franco, «sufriendo los desaires de éste, que apenas les dirigía la palabra». En Palma, descubrieron un paraíso. Especialmente la Reina, la que más ha disfrutado, ya que le traía recuerdos de infancia en el palacio griego de Tatoi. «Lo que más echo de menos durante el año es el mar. Soy una hija del Egeo, una mediterránea», decía ella. Y montaba su caballete en la terraza de la torre para pintar la bahía de Palma. Es a ella también a la que se veía acudir «con su cesto, sus alpargatas y su falda hippy al mercado de Santa Catalina y a comprar tallas en olivo en las tiendas de souvenirs», relata Torío. Ahora, su anécdota favorita es la de doña Sofía yendo a por el periódico una mañana: «Y se encuentra con el alcalde inaugurando una exposición. Pregunta si puede pasar y tras concluir la visita el edil le pregunta si quiere algo más. ‘¿Cree que puedo pedir algo más?’, contesta ella. Ahí se ve lo que agradecían vivir casi como personas anónimas» .
En aquel tiempo era posible ver al rey montado en su moto sin los escoltas, con los amigos comiendo en el norte de la isla sin que nadie les molestara... Claro que la llegada de Lady Di a Marivent lo cambió todo, explica Torío. «Con ella vinieron los paparazzi británicos y luego todos los demás. El Rey incluso tuvo que mediar en un altercado que hubo entre fotógrafos españoles e ingleses en un posado en el palacio», desvela Torío. Ella tomaba el sol en la cubierta del yate Fortuna con su bikini azul y blanco sin importarle las fotos, mientras su marido se perdía en las fincas de sus amigos ingleses. «Y la reina Isabel pensaba que el ambiente bucólico de Mallorca arreglaría la pareja...», comenta el periodista. Mediaban los años 80 y se acabó la tranquilidad. La isla se llenó de famosos y Ana Obregón inauguraba sus posados en la playa. A pesar de los cambios, la reina Sofía sigue paseando en la actualidad «por la calle San Juan, donde se concentran gran parte de los comercios. Entra en la tienda Body Shop, ya se conoce su vena ecologista, lleva al zoo marino a sus nietos, compra en el Corte Inglés o pasea en calesa. Ella está aquí mes y medio, mientras que el Rey el año pasado solo vino diez días. Tampoco es que sea un gran palacio, pero la situación de la casa volcada al mar y al frente de toda la bahía de Palma la hacen perfecta para esta familia tan aficionada al mar y a la vela».
Ni Copa de Vela ni posado
La última vez que Urdangarin habitó de forma oficial la casa que los duques de Palma poseen dentro del complejo de Marivent fue en febrero (cada familia tiene una), cuando se refugió allí para ir a declarar como imputado en el caso Palma Arena. Y nadie sabe cuándo volverán a verle. Se acabaron los posados en barco con sus hijos y sus sobrinos, el último en agosto pasado. Este año solo estarán allí los Príncipes , la Infanta Elena y los Reyes. Y, por primera vez, tampoco habrá ningún miembro real inscrito en la Copa de Vela, que este año se ha adelantado al 16 de julio por las Olimpiadas de Londres.
Habrá que ver cómo afecta la crudeza de la crisis, la caída en picado de Urdangarin, las horas bajas del Rey tras su tropezón en Botsuana con los elefantes... «Nos encontramos en un ‘impasse’, ya no hay ni foto oficial del verano con la separación de la infanta Elena y lo de Urdangarin. Pero los nietos están siendo educados siguiendo los patrones de la familia, estudian vela, y en Mallorca confían en que esto asegure la continuidad de la Familia Real en Palma. Pero yo creo que es de Letizia de quien dependen los veranos en Mallorca, de si recoge el testigo de la Reina, porque es Letizia la que genera ahora el mayor interés».

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