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jueves, 10 de enero de 2013


Cinco razones para entender por qué los estadounidenses defienden la posesión de armas a pesar de las masacres

  • La población se muestra contraria a una mayor regulación a pesar de que la mayoría asesinatos masivos el agresor compró las armas legalmente.
  • Por las calles de las ciudades estadounidenses circulan 270 de los 875 millones de armas cortas que hay en el mundo

    Después un suceso dramático como el de Newtown, donde el pasado viernes murieron 20 niños y siete adultos –además del asaltante– en una escuela de esta tranquila localidad de Connecticut, siempre surge el debate sobre la posesión de armas. Las estadísticas afirman que, pese al ‘shock’ que producen estas matanzas, la mayoría de los estadounidenses defienden el derecho de los ciudadanos a poseer armas.  

    Así sucedió tras la masacre en el estreno de Batman el pasado verano, en la que James Holmes asesinó a 12 personas y dejó 58 heridos. Una encuesta elaborada por la CNN y ORC International apenas unos días después del suceso mostró que, pese a la conmoción y la indignación generalizada, el 50% de los estadounidenses se mostraba contrario a una legislación más restrictiva en cuanto a la posesión de armas.

    A pesar de que en 50 de los 61 asesinatos masivos que ha vivido EEUU en las últimas tres décadas el agresor compró las armas legalmente, históricamente el endurecimiento de las leyes no ha sido un argumento demasiado popular.

    Estados Unidos es la nación más armada del planeta. Cuenta con una media de 90 armas por cada 100 ciudadanos y por las calles de sus ciudades circulan 270 de los 875 millones de armas cortas que hay en el mundo. Pero, ¿por qué defienden los estadounidenses que los civiles posean pistolas, escopetas y fusiles de asalto?  

    1.-Es un derecho constitucional:
    “Como es necesaria una milicia bien organizada para la seguridad de un Estado libre, no será infringido el derecho del pueblo a poseer y portar armas”. La Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, promulgada en 1791, para defender que una población armada fuese garante de su propio destino.

    En 2008, el Tribunal Supremo dictaminó que los ciudadanos estadounidenses tenían derecho a poseer armas, tanto para defenderse como para cazar, al declarar inconstitucional una de las leyes más restrictivas del país, la del Distrito de Columbia (Washington), que prohibía las armas cortas desde 1976.

    A día de hoy, casi la mitad de los 50 estados del país han aprobado leyes que permiten a los propietarios de armas llevarlas a la vista en la mayoría de lugares públicos. Casi el mismo número de estados tienen leyes conocidas como “stand your ground” (defiéndete)  que permiten a una persona matar si se siente amenazado y, en algunos casos, incluso si pudiera salir de esa situación sin violencia.

    2.- ‘Mi casa mi castillo’:
    La defensa de la propiedad privada es una de las bases en las que se sustenta la sociedad estadounidense. Una vieja legislación, heredada de las colonias británicas, establece que que “toda casa es un castillo” y afirma que “los ciudadanos tienen el derecho de defenderse contra cualquier tercero que se dirija a ellos con intención de delinquir o producirles un daño físico”.
    El pasado mes de junio, Indiana fue el último territorio en recuperar la llamada ‘Doctrina del Castillo’ para ofrecer amparo legal a cualquier ciudadano que dispare contra una persona que acceda a su vivienda sin su permiso, incluida la policía.

    3.- La violencia, parte del ADN estadounidense
    Hace cinco años, durante una entrevista con motivo del estreno de ‘La extraña que hay en ti’ (2007), la actriz estadounidense Jodie Foster, firme defensora del control de armas, me confesó que “la violencia forma parte del ADN de mi país”. No le falta razón.

    Nada menos que 15 de las 25 matanzas más sangrientas de las últimas décadas han ocurrido en Estados Unidos. Es más, el país de las barras y estrellas es la nación con más muertes por arma de fuego, casi 30.000 al año, de todos los países desarrollados de la OCDE, según un informe de la propia entidad.
    Además, este tipo de sucesos parece seguir una línea al alza. Seis de las 11 peores masacres en territorio estadounidense, entre ellas la de Newtown, han sucedido desde 2007.

    4.- Negocio multimillonario al alza
    Las estadísticas aseguran que el 40% de los hogares del país cuenta con al menos un arma, y los números van al alza. Solo el año pasado se abrieron 1.167 nuevas armerías en territorio estadounidense, según los datos que maneja la Agencia de Tabaco, Alcohol y Armas de Fuego de EEUU (ATF).

    Actualmente hay más de 50.000 establecimientos autorizados para la venta de pistolas, rifles e incluso ametralladoras en todo el país. Y la demanda de armas aumenta casi a diario: el FBI reconoce haber realizado 16,5 millones de revisiones de solicitud para la posesión de armas de fuego en lo que llevamos de 2012, un récord histórico.

    Desde la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca más de 50 millones de estadounidenses han solicitado permiso para llevar pistola, una cifra que contrasta con los datos registrados durante los anteriores ocho años de Administración Bush, en la que únicamente se expidieron 28 millones de solicitudes. Sólo desde la reelección del primer presidente negro se han vendido armas por valor de 118 millones de dólares.

    5.- Para defenderse del Gobierno

    No hay que olvidar que EEUU es un país federal formado por la unión de 50 pequeñas naciones llamados Estados. Poco tiene que ver un banquero neoyorquino, con ganadero de Texas, un productor de cine de Hollywoodo un agricultor de Hawaii.

    A diferencia de los europeos, que históricamente han considerado al Gobierno como un padre amante y generoso que cuida de todos sus hijos por igual, los estadounidenses lo ven como un duro padrastro que los castiga con impuestos y políticas contrarias a sus intereses individuales.

    Las armas en manos de civiles garantiza, al menos psicológicamente, la capacidad de cualquier estado a defender su derecho a la secesión, en el caso de que decidiese que su relación con el Gobierno federal hubiese llegado a su fin.
    No hay que olvidar que los milicianos, civiles armados que defendieron su casa, terreno y familia, jugaron un papel fundamental en la independencia de Estados Unidos.

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