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jueves, 17 de enero de 2013


MEXICO

México: Mayor gasto social = mayores impuestos y más pobres – por Godofredo Rivera

“Mayor gasto social sólo crea mayores burocracias, buscadores de rentas, dependencia presupuestal y multiplica la pobreza.”
“He pagado 145 millones [de euros] en impuestos en cuarenta y cinco años. Me voy [de Francia] después de pagar, en 2012, el 85% de impuestos sobre mis ingresos. Me voy porque se considera que el éxito, la creatividad, el talento, en realidad, lo diferente, debe ser castigado con impuestos.” Gérard Depardieu (Actor francés).

Ahora sí de plano los señores socialistas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se volaron la barda. La semana pasada afirmaron lo siguiente: “El ingreso promedio anual del 10 por ciento más rico de los mexicanos, es 27 veces superior al ingreso del 10 por ciento más pobre, mientras que el promedio de la OCDE es de 9 a 1, lo que significa que en nuestro país, los ingresos abren la brecha de desigualdad económica, lejos de disminuirla. En México, los programas asistenciales deben mejorarse hacia programas más transformados y completos, con una estrategia integral, que permita transferencias progresivas a la población más pobre, y una reforma fiscal que permita aumentar el gasto social del gobierno”.
Traducción: En México hay que elevar los impuestos para los que más ganan, para los más creativos, talentosos y diferentes como lo señala el actor francés Depardieu (que renunció a la nacionalidad francesa y se acogió a la rusa, en donde sólo lo despojarán del 13% de sus ingresos). Los señores de la OCDE se confunden. Quisieran que México se convirtiera en un país con enfermizas y socialistas políticas fiscales al estilo de Francia (no por nada ahí tienen su sede), y no en un país en donde la abundante acumulación de capital, los bajos impuestos, el gobierno limitado y la protección de los derechos privados de propiedad sean la característica principal que detonen el crecimiento económico vigoroso (lo que verdaderamente termina con la pobreza) y el desarrollo pleno.
La pobreza es la restricción de elegir libremente bienes que provean bienestar mínimo (alimentos y vestido) y se debe a la carencia de un empleo productivo (debido a que la oferta de trabajo es mayor a la demanda y/o a la baja escolaridad) que permita generar un ingreso que haga que los individuos más pobres puedan alcanzar un consumo que vaya más allá del mínimo necesario para vivir (adquirir bienes como educación, salud y recreación).
La desigualdad, concepto que a menudo se confunde con la pobreza, es la brecha que hay entre el ingreso de los que más ganan respecto de los que menos. Para nada son lo mismo.
Cuando un país es muy pobre, la desigualdad tiende a ser muy menor (casi todos igual de jodidos, ahí está la tragedia africana o la de los países socialistas como Cuba y Corea del Norte). Dicha tendencia a la igualdad comienza a cambiar (y a crecer con ello la desigualdad), cuando una nación empieza a crecer vía mayor inversión productiva que se traduce en mayor producción, empleos, ingresos y consumo (jamás al revés).
La razón, sencilla: los individuos más capaces (y educados) comienzan a beneficiarse de las nuevas oportunidades y ello les permite generar un ingreso respecto de los menos competitivos. Pero los menos competitivos y pobres también empiezan a tener nuevas oportunidades que hacen que sus ingresos también aumenten. Al final, luego del crecimiento económico vigoroso, es posible que haya mayor desigualdad pero también menor pobreza. De hecho, la experiencia empírica muestra que cuando un país transita varios años con fuertes tasas de crecimiento económico tanto la pobreza como la desigualdad disminuyen. Es el caso de los llamados tigres asiáticos. La experiencia de estos países nos demuestra que es el crecimiento económico vigoroso el que detona el bienestar para todos (reducción de la pobreza), y no las nefastas políticas redistributivas y sus enfermizos estados de bienestar que sólo endeudan y conllevan altísimos impuestos para los ciudadanos más productivos.
La igualdad económica absoluta es una completa aberración. Cuba es menos desigual que México, pero es un país más pobre. La desigualdad económica es la semilla de la innovación, esa que se da producto de la aportación al conocimiento del capital humano. Ahora los de la OCDE quieren que olvidemos esto y nos convirtamos en un infierno de impuestos al estilo europeo. Ahí están los priístas oyendo toda clase de consejos fiscales socialistas.
Si los gobiernos quieren contribuir a la reducción de la pobreza, la salida no es la redistribución del ingreso -despojar a los ricos para dizque darle a los pobres- sino crear una atmósfera de protección sólida de los derechos de propiedad acompañada de bajos impuestos que atraiga cuantiosas inversiones productivas que generen oportunidades y empleos para los más pobres. No debe olvidarse, la manera de acabar con la pobreza es el crecimiento económico -no la redistribución del ingreso-, y ello sólo se da en el marco de un sólido Estado de Derecho que haga respetar los derechos privados de propiedad y los respectivos contratos de intercambio, bajos impuestos y una mínima intervención gubernamental en la economía. Por cierto, cualquier estado de bienestar socava y mina la fuente de la prosperidad y el crecimiento económico: la acumulación de capital que hace a las sociedades más productivas.
Ya el actual gobierno priísta se apresta, en complicidad con varios empresarios mercantilistas, a que suban los impuestos en México. Si alguien tiene alguna duda que vean lo que algunos de los kapos empresariales pretenden y apoyan hacer, cheque el siguiente link: http://www.neoliberalismo.com/Kapos-Fiscales.htm
Hace unos meses apoyaba una reforma fiscal seria que redujera impuestos y ampliara la base de contribuyentes, pero después de ver las atroces finanzas de varios de los estados y municipios (y la corrupción rampante que le acompaña) me opongo fieramente a cualquier alza impositiva que vaya a parar a las burocracias parasitarias y en general a la también parasitaria clase política. Está demostrado, mayor gasto social sólo crea mayores burocracias, buscadores de rentas, dependencia presupuestal y sólo multiplica a los pobres y claro, lo peor, mayor gasto social = mayores impuestos y más pobres.
El gobierno mexicano debe adelgazarse, pues es muy obeso y ello debe ir acompañado no de mayor gasto social como recomiendan los socialistas de la OCDE y la ONU, sino de menores tasas impositivas que hagan que los mexicanos tengamos mayor poder de compra. Cualquier reforma fiscal que se traduzca en mayores subsidios vía el gasto social sólo terminará en una crisis fiscal futura y claro, con mayores impuestos y más pobres (no olvidar el viejo populismo priísta -ese de altísimo gasto social- que hundió al país en la crisis más severa del siglo XX y de la que apenas nos estamos recuperando).
En el PRI ya se preparan para poder cumplir con su enfermizo estado de bienestar, ese que está matando a Europa. Preparémonos para nuevas propuestas de alza al IVA y al ISR. Lamentablemente, me temo, será el escenario que domine el actual año 2013 que comienza. No obstante, feliz y próspero año amigo lector.
Fuente: Asuntos Capitales (México)

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