Los racistas, sin embargo, somos nosotros: Un motorista graba cómo en Bolivia le cobran el doble por la gasolina… ¡por ser español!
ttp://www.alertadigital.com/
Mientras
aquí los inmigrantes bolivianos no cesan de reclamar derechos y
denunciar agravios, un motorista grabó como en el país andino le
cobraron el doble por la gasolina.
La razón: ser español. (Ver video)
Se han dado ya casos en los que empleados de gasolineras bolivianas
se negaron a servir combustible a ciudadanos españoles o, en el mejor de
los casos, a cobrarlo por el doble de su precio. ¿Que ocurriría si esto
se hiciera en España?
Pese al mutismo del Gobierno de Rajoy y de la embajada de España en
La Paz, en Bolivia, los españoles son discriminados, obligados a vivir
con miedo y a veces con guardaespaldas, aislados. Los casos de abusos y
discriminaciones son ya alarmantes.
Hace unos meses, un español apareció quemado vivo en un campo cercano
a la ciudad de Santa Cruz, agonizó durante horas y al final murió por
efecto de las quemaduras. La Embajada de España en Bolivia y el
Consulado en Santa Cruz no quisieron correr con los gastos de sepelio
del infortunado.
Desde que el Gobierno de Evo Morales asumiera sus funciones en el año
2005, el discurso xenófobo contra los blancos, los europeos y
especialmente los españoles, ha dado como resultado una situación
dramática para este colectivo minoritario en Bolivia, donde la mayoría
de la población es mestiza y criolla.
Tanto el presidente de Bolivia Evo Morales como el vicepresidente,
Álvaro García Linera, no cesan de avivar el fuego del odio antiespañol y
repiten incesantemente el mismo mantra de los cinco siglos bajo el yugo
de España. Este discurso incendiario ha calado hondo en una población
mayoritariamente analfabeta y sin capacidad crítica para analizar
acontecimientos históricos.
Amaya es una estudiante española de intercambio en una conocida
Universidad del país y narra la terrible situación por la que atraviesa:
“Un compañero en la Universidad me sustrajo mi estuche, lo ví con mis
propios ojos y lo denuncié ante el Rectorado de la Universidad ¡En buena
hora! Les faltó poco para expedientarme y echarme de la Universidad. Al
ladrón, sin embargo, casi lo ponen en el cuadro de honor. A él le han
ayudado en todo, ha mejorado todas sus calificaciones académicas. Todos
apoyaron al ladrón porque era boliviano; a mí, sin embargo, como era
española, me hicieron el vacío como si fuera una apestada y empezó un
bestial acoso que dura hasta hoy”.
Una encuesta realizada el pasadoaño testimonia el miedo palpable de
los españoles en Bolivia: 9 de cada 10 tienen miedo a responder cuando
se sienten acosados por los nativos y un tercio de la población no se
atreve a exponer libremente sus opiniones.
Carlos, empresario español en Bolivia, subraya que “vivimos en un
país donde si eres español te tienes que callar porque de lo contrario
te puedes enfrentar a una agresión física y si lo denuncias jamás le dan
la razón a un extranjero”. Otros se están trasladando a Brasil, Perú,
Argentina y Paraguay, los países vecinos.
“Vivo clausurado en el domicilio. Salir es complicado”, cuenta Raúl,
“no soy de los que me callo, he denunciado esta situación que vivimos en
Bolivia y cuál ha sido la respuesta: me han roto los cristales de mi
vehículo en dos ocasiones, me han rajado las ruedas otra vez y después
de ello me han denunciado por agresiones. Han entrado en mi casa, han
registrado mis papeles y se han llevado varios documentos con total
impunidad, porque la policía ni siquiera me admite la denuncia”.
Marta es propietaria de unas plazas de garaje en el centro de la
ciudad y denuncia que “se han empeñado en quedarse con ellas”. Ha tenido
que sufrir presiones, intimidaciones, amenazas y hasta ver impotente
cómo agredían a su hija. “Es kafkiano todo esto”, lamenta. “Para los
españoles, el mundo es al revés. Le pegan a mi hija y me denuncian a mí y
lo peor es que, al ser española, está claro a quién van a creer y a
quien van a dar la razón. No quería hacerlo pero me veo obligada a
venderles las plazas de garaje y al precio que ellos fijen”.
A pesar de las reiteradas denuncias efectuadas ante la Embajada de
España en Bolivia, las autoridades españolas no han reaccionado. Antes
al contrario, culpan a las víctimas o evitan tomar partido. No parecen
compatriotas sino más bien incompetentes a sueldo del Gobierno
boliviano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario