La justicia holandesa condena a Shell por contaminar el delta del Níger
Los jueces reconocen parcialmente la responsabilidad de la petrolera en vertidos entre 2004 y 2007
La firma deberá indemnizar a un campesino que perdió sus cultivos
La multinacional petrolera angloholandesa Shell ha sido condenada por
la justicia holandesa por contaminar el delta del Níger. Es la primera
vez que la compañía es obligada por la justicia nacional a indemnizar a
las víctimas de un vertido ocurrido en otro país. Según los jueces de
Ámsterdam, Shell no hizo lo suficiente para evitar los sabotajes de los
oleoductos que cruzan algunas localidades nigerianas. En una de ellas,
Ikot Ada Udo, “la tubería podía abrirse con una simple llave inglesa”,
dice el fallo. El demandante, un campesino local, será indemnizado
porque perdió su modo de vida. La cantidad de la indemnización se
conocerá más adelante. El tribunal ha absuelto a la compañía de otras
cuatro impugnaciones similares dado que sí controló los escapes de
crudo.
Los cuatro demandantes, campesinos y pescadores nigerianos, han
llevado el caso ante la justicia holandesa con ayuda de Milieudefensie,
la rama nacional de Amigos de la Tierra. Durante su comparecencia
oficial, en octubre de 2012, adujeron que las fugas de petróleo,
ocurridas entre 2004 y 2007, “destruyeron el bosque y mataron la pesca”.
Originarios de las provincias de Goi, Oruma e Ikot Ada Udo, se han
quedado también sin hogar. El mal olor impide llevar una vida normal en
la zona.
Durante los cuatro años que ha durado el proceso, Shell ha señalado
que la sede central de la compañía (en La Haya) carecía de control
efectivo sobre los destrozos ocasionados por la subsidiaria en Nigeria.
También rechazó la competencia de los tribunales holandeses para
pronunciarse sobre un presunto delito medioambiental ocurrido fuera de
las fronteras nacionales. Los jueces rechazaron ambos argumentos y el
juicio ha podido celebrarse.
Para Milieudefensie, la contaminación del Delta del Níger es una
catástrofe callada. En lugar de un vertido espectacular, como el del
carguero Exxon Valdez, cerca de Alaska, o bien el de la plataforma de
perforación hundida en el Golfo de México, el río africano ha recibido
millones de litros de crudo desde 1950. La mayor parte de las fugas se
debe al mal estado y escasa vigilancia de las conducciones. “Ello supone
que puede haber, o provocarse, una rotura”, aseguran sus portavoces.
Shell mantiene que el problema es el sabotaje y el refinado ilegal. Un
robo que le cuesta unos 150.000 barriles diarios.
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