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lunes, 22 de octubre de 2012




De neonazi a pastor luterano



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A sus 17 años, Johannes Kneifel agredió a una persona con tal gravedad que la víctima murió a consecuencia del ataque.

  • Tras cinco años, el exneonazi ha dado giro de 180 grados: ahora es cristiano, y pronto será pastor.
  • Al preguntarle sobre su radical cambio de vida, Johannes Kneifel deja asomar una tímida sonrisa a sus labios. Anteriormente un violento ultraderechista, ahora el joven de 30 años estudia Teología. Quiere enfocar su futuro tratando las almas de los demás, aun cuando su pasado está marcado por el odio, la violencia, el alcoholismo y las canciones de propaganda nazi.

  • Ya antes de cumplir la mayoría de edad, Kneifel era parte integral del panorama neonazi en su pueblo natal de Baja Sajonia, Eschede. A temprana edad, sus enfermos padres lo “deportaron a un internado”, según sus propias palabras. El movimiento ultraderechista se le presentó como una solución a sus problemas, un lugar al que pertenecer y del que sentirse orgulloso.
  • Una doble vida
  • En el internado Elze, cerca de Hanóver, Johannes Kneifel llevó una doble vida: durante el día, era un buen estudiante; durante la noche vivía la vida de un racista, creyendo firmemente en sus acciones, acogido por la camaradería del movimiento. Uno de sus compañeros, Marco S., lo acompañaba en la noche que cambiaría su vida para siempre.
  • El 9 de agosto de 1999, ambos adolescentes se dirigieron a la casa de Peter Deutschmann, un hombre de 44 años que llevaba viviendo de los servicios sociales durante mucho tiempo, popularmente conocido entonces como “el hippie” por sus ideologías pacifistas.
  • Deutschmann se había atrevido a criticarlos abiertamente, de modo que ambos neonazis, en alto estado de embriaguez, lo dejaron inconsciente de una paliza. Más tarde, "el hippie" murió en el hospital a consecuencia de los golpes. Johannes Kneifel fue encarcelado en la mayor prisión juvenil de Alemania durante cinco años.

  • Testigo de un cambio
  • El pastor de la cárcel, Dieter Kulks, fue testigo de cómo Johannes abandonaba su ideología neonazi y comenzó a acudir a las misas. Para él, este cambio de vida tan radical es creíble, y no solo por el hecho de que el joven reconoció su culpa. “A partir de esto, le surgieron las inevitables preguntas de a quién tiene que dar cuentas de su culpabilidad, y quién puede perdonarle por ello”, recuerda Kulks. “Eran los fundamentos de cuestiones religiosas.”
  • Kneifel salió de la cárcel convertido en cristiano y, desorientado por su nueva libertad, encontró solaz en una comunidad bautista. En lugar de su habitual propaganda ultraderechista, comenzó a leer textos de la Biblia, y en vez de estudiar para llegar a ser ingeniero mecánico, su nuevo sueño era llegar a ser pastor. Tras un año de trabajos comunitarios, Kneifel decidió estudiar Teología, y desde entonces se ha dedicado de lleno a su vocación.
  • Su historia, de neonazi a pastor luterano, se publicará ahora en un libro autobiográfico; para Kneifel, el ejercicio de autorreflexión más doloroso de su vida. Para los críticos, en cambio, no se trata de más que una llamada de atención sobre el supuestamente purificado neonazi. Una acusación a la que Johannes Kneifel no quiere dar crédito: “La gente que quiere salir del movimiento ultraderechista tiene al principio muchas dificultades, y deben permanecer en el anonimato, porque es verdaderamente difícil encontrar aceptación con un pasado así.”

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