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martes, 16 de octubre de 2012


CINCO DÍAS
El pueblo toledano, en vilo por la crisis del grupo Emiliano Madrid

¿España va mal? El pueblo de Cebolla está aún peor


Como en todo pueblo castellano que se precie, a la entrada de Cebolla (Toledo) hay un banco en el que pasan la mañana tres ancianos garrota en mano. Desde donde se encuentran se divisan las instalaciones del grupo Emiliano Madrid; la compañía, especializada en la construcción de fachadas de grandes edificios, que llegó a ser uno de los líderes mundiales del sector, ha entrado en situación concursal recientemente y prácticamente no tiene actividad. "¿Que qué va a pasar ahora en el pueblo?", responde uno de los abuelos. "Pues que se va a ir todo el mundo, la gente joven se irá", dice.
De momento los que ya se han ido ha sido buena parte de la población inmigrante. Antes había más de 700 extranjeros residiendo en la localidad toledana; ahora son menos de 200, la mayoría de origen rumano. Este año la policía detuvo en Cebolla a una banda de ladrones; los recelos entre la gente del pueblo y los de fuera son latentes: "Los ves todos los días por ahí, sin hacer nada ¿como se ganan la vida?", se preguntan. También en este pequeño pueblo se vivió hace unos años el boom inmobiliario. Se construyeron varias promociones de adosados; hoy están deshabitadas y desvalijadas.
En muchos aspectos Cebolla es un reflejo comprimido del estado en general de la economía en España y sus consecuencias. Con una particularidad que hace que la situación del pueblo castellanomanchego sea todavía peor que la nacional: el desarrollo en los últimos cincuenta años de Cebolla ha estado ligado al del grupo Emiliano Madrid, matriz de la compañía Estrumaher, que ha dado empleo a más de dos generaciones. La cifra de paro en Cebolla es cercana al 30% (la media nacional es del 24,4%).
"Hace unos años aparecía por el bar el jefe de personal de Estrumaher preguntando por gente dispuesta a trabajar", cuenta Juan Carlos Blanco, propietario de una gestoría en Cebolla. "También es verdad que hace unos años había aquí tres filas de gente para pedir una cerveza, ahora ya ves..." comenta en referencia al ambiente de uno de los restaurantes del pueblo, casi vacío.
A mediados del siglo pasado Emiliano Madrid, un herrero de Cebolla, abrió una pequeña fábrica en el pueblo, en la que él y sus cinco hijos se dedicaron a la construcción de ventanas y puertas de hierro. En las décadas siguientes sus hijos se hicieron cargo del grupo y pasaron del hierro al aluminio. La evolución de la construcción y del sector inmobiliario en España propiciaron un crecimiento increíble del grupo de Emiliano Madrid.
La compañía levantó nueve naves en Cebolla dedicadas a la construcción de fachadas de edificios, con la mejor tecnología que podía encontrarse en el mundo, llegando a dar empleo a 850 personas. Los recubrimientos de grandes inmuebles como la sede de Telefónica en Madrid o de Torre Sacyr, uno de los cuatro rascacielos de la capital española, son obra de Estrumaher.
"Aquí trabajaban padres e hijos, hermanos y hermanas, parejas de novios..." recuerda uno de los directivos de la compañía, que hace unos días abrió las puertas de la compañía a CincoDías. El aspecto del interior de la fábrica es desolador: grandes naves casi vacías con máquinas de alto coste sin actividad. En una parte descansan cientos de módulos que fabricó el grupo para el rascacielos que se está construyendo en Sevilla, Torre Pelli. "Sólo tener abiertas las puertas de la fábrica 365 días al año nos cuesta 180.000 euros aproximadamente", dice el ejecutivo de la compañía.
El parón de los sectores inmobiliario y de la construcción llevó a los hermanos Madrid a buscar negocio en el extranjero. "Desde 2008 un equipo de tres, cuatro personas ha pasado entre siete y ocho meses al año fuera de España; hemos hecho obras en Marruecos, Argelia, Túnez, Cuba...", explica. A pesar de los nuevos contratos logrados en el exterior y de que la compañía fue contratada para construir y montar la fachada de Torre Pelli, también conocida como Torre Triana, el grupo no ha podido eludir el concurso de acreedores.
Una de las obras que tenía contratada la compañía en Arabia ha sido uno de los últimos motivos que han propiciado la crisis de las empresas de Emiliano Madrid. "Los retrasos de una constructora de más de 14 meses en la obra nos ha impedido realizar los trabajos en el tiempo planificado y facturar lo previsto; este retraso ha precipitado nuestra situación actual", explica el directivo de Emiliano Madrid.
A mediados de este año una empresa acreedora instó el concurso del grupo familiar. Recientemente la compañía se ha adherido a esa petición de concurso. En verano Emiliano Madrid presentó un ERE de extinción de 300 trabajadores manteniendo a 154 personas para finalizar obras en marcha. La plantilla se manifestó por las calles del pueblo; todavía hoy pueden verse algunas pintadas en contra de la dirección del grupo.
A muchos empleados se les debe aun cinco nóminas, que cobrarán del Fogasa. La presentación del ERE coincidió con la publicación de un Real Decreto, en julio, en la que el Gobierno anunciaba la reducción de las indeminizaciones pagadas por el Fogasa. Con lo que los trabajadores de Emiliano Madrid recibirán menos dinero que si el ERE se hubiera producido en una fecha anterior.
"Creo que están haciendo lo imposible por retomar la actividad", afirma Elena Prieto, concejala de empleo de Cebolla, del PP, 52 años, y una de las afectadas por el ERE de Estrumaher. "La empresa siempre se ha implicado mucho por los trabajadores", dice. "Supongo que se va a ir gente. La mayoría del pueblo depende de esta empresa, en todas las casas hay algún afectado. Yo ahora no tengo ingresos de ningún tipo... Tremendo".

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