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domingo, 11 de noviembre de 2012


HAY VA UN INTERESANTE ART. DEL GRAN PROFESIONAL
DANIEL SAN ROQUE en el cual se hace entrever la personalidad
tan enfermiza de individuos que aparentan algo que no son,
 o bien en un mundo que no es real.. creo que hay segunda parte
 GRACIAS DANIEL



De un tiempo a esta parte, he notado un interés creciente por el denominado psicópata socializado o integrado. En cuanto se habla de psicópatas todo el mundo piensa en el asesino en serie, pero existe un tipo más frecuente, menos visible, al que no se identifica con un asesino, pero que causa tanto o más dolor. Primero expondré un caso verídico, que, seguro, muchos de los lectores tendrán la sensación de conocer o de conocer a alguien parecido, o empezar a entender algunas cosa de aquel vecino, familiar, conocido, compañero de trabajo, etc., que hasta ahora no veían claras.

Biografía
El sujeto que voy a describir tiene en la actualidad 81 años y le llamaremos Damián. Nació en el seno de una familia de clase media, bien relacionada socialmente. Mostró un buen nivel de inteligencia, incluso se podría decir que un nivel alto. Poca información se tiene de su juventud. Entró a trabajar muy joven. Según ha referido en alguna contada ocasión, el motivo fue económico (así la familia podía mantener el estatus social). No se le conocen infracciones, ni delitos, aunque sí alguna transgresión de las normas sociales. Como tener relaciones con alguna chica que ya tenía novio, a la que dejaba cuando ella rompía la relación previa. Ya no tenía interés para él si estaba libre.

Contrajo matrimonio, con la que denominaremos Marta. Pero nunca vivió, una vez casado, en su ciudad natal (ni la de su esposa), sino a varios centenares de kilómetros. Ya que había aceptado un traslado profesional, unos meses antes de casarse. La relación con la esposa no fue mala, aunque se estableció una gran diferencia en la forma de entender los bienes materiales. A él le gustaba hacer algún pequeño gasto superfluo, mientras que ella se mostraba muy ahorradora. Ella no trabajó nunca más, desde la boda, y él era el que aportaba el dinero a la familia.

Progresó en su trabajo, por capacitación, y aceptó dos traslados de población, con mejoría laboral, siempre dentro de la misma empresa. Justo antes del último traslado había nacido su segundo hijo. Nuestro personaje contaba con 32 años. Tenía dos hijos (a los que llamaremos Jordi y Manel, una esposa, un trabajo por las mañanas y un pluriempleo por las tardes. Vivían de alquiler, los hijos iban a un colegio privado y llegaron a tener una persona de servicio (todos los días a jornada completa).

Es un poco difícil establecer fechas y orden cronológico, pero realizaron diversas transacciones económicas, sin que queden muy claros los recursos con los que contaban. Compraron un piso en su ciudad natal (donde no vivían, ni pensaban ir a vivir). Piso que alquilaron y vendieron después. Compraron un piso en su ciudad de residencia, al que se fueron a vivir. Allí la esposa tuvo problemas con los vecinos (hecho que no se puede considerar aislado, ya que no era la primera vez que sucedía, ni sería la última). Por lo que compraron otro piso, para irse a vivir. Tenían pensado vender el que dejaban, pero hubo una crisis inmobiliaria y no pudieron venderlo. Tampoco estaba acabado de pagar, por lo que lo alquilaron. Se ha de reseñar que los inquilinos resultaron malos pagadores.
En la empresa para la que trabajaba alcanzó un cargo de responsabilidad. Lo cual debió representar una mejoría salarial. Y mantenía su pluriempleo. Los gastos eran todos a su cargo: esposa que no trabaja, dos hijos en colegio privado, hipoteca del piso donde vivían e hipoteca del piso que habían dejado y no habían podido vender (con inquilinos que no pagaban). Por si fuera poco, compraron un terreno en una urbanización y se hicieron construir una casita. Un dato a reseñar es que Jordi (habiendo iniciado sus estudios universitarios) entró a trabajar en la empresa donde Damián estaba pluriempleado. El cual, muchas veces, cobró la mensualidad en nombre Jordi, el cual sólo recibía una parte.

Evidentemente, a los compañeros de trabajo de Damián no les cuadraba el ritmo de compra de viviendas. Pues ellos tenían un sueldo similar, muchos tenían pluriempleo, y se veían incapaces de llevar ese nivel de vida.

En ese momento se produce un cambio radical en el trabajo. Se detectaron unas irregularidades en el área de la que Damián era responsable. Hubo quien insinuó que era un tema de cobro de comisiones irregulares a los clientes de la empresa. Los cuales se beneficiaban de "retrasos" en el pago de determinadas partidas. Lo cierto es que no se pudo demostrar, pero fue degradado y trasladado a una ciudad próxima. Los gastos familiares se vieron incrementados con los gastos de viaje y disminuyó el sueldo.

Siempre había mantenido una buena relación con sus superiores. Hasta el punto que, al cabo de un tiempo, consiguió un ascenso y traslado a una ciudad más próxima a su residencia. De este puesto de fue despedido. Según Damián, sin razón alguna. Pero la demanda por despido improcedente la perdió. De esto la familia no supo nada hasta al cabo de un año. Él se levantaba cada mañana, a la misma hora, y marchaba. Volvía a la hora de siempre, e incluso podía explicar cómo le había ido el día. Realmente nadie sabe qué hizo durante ese tiempo. Ni de dónde salió el dinero, que puntualmente llevaba a su casa. Marta se conformó con las explicaciones que le dio.

Como todo el mundo ya conocía que no tenía trabajo, montó un negocio. En la línea de lo que había hecho hasta el momento. Pero, para que pudiera funcionar, necesitaba un socio que tuviera la titulación requerida. Lo consiguió, entonces contaba con unos 50 años. Sin que a la familia le quedara muy claro qué parte de los beneficios se llevaba el socio. El negocio, inicialmente se ubicó en un local de alquiler. Posteriormente se compró un piso. En relación a los gastos de apertura del negocio, corrieron a cuenta de los ahorros Jordi. Tanto él como su hermano ayudaron en el negocio. Jordi ya había dejado la empresa donde estaba su padre pluriempleado y había empezado a trabajar en otra. El motivo era que deseaba independizarse (su relación con Marta no era buena), pero Damián le había amenazado con perder el trabajo, que había conseguido gracias a él.

Jordi, conoció a la que sería, y es, su esposa. Cuando expresó su intención de casarse la oposición familiar fue total. No le quisieron alquilar ningún piso para que se fuera a vivir (y eso que los inquilinos no pagaban). Como el padre tenía poderes de la cuenta personal de Jordi, sacó dinero que devolvió tras una intensa discusión con el hijo. Cobró ayudas sociales en nombre de Jordi, el cual nunca las recibió. A pesar de todo el hijo continuó con su idea de casarse. En relación a los invitados a la boda, Jordi  invitó a unos amigos, gasto que corrió por su cuenta. Lo mismo hicieron los suegros, con amigos y familiares. Y lo mismo debían haber hecho los padres, pagar los gastos de los que ellos invitaban. Pero en la misma celebración, Damián, le entregó al hijo un sobre con dinero para pagar su parte. Afortunadamente para Jordi, no aceptó el sobre con la excusa de que ya había indicado que hicieran tres facturas separadas (se podían desgravar esos gastos del impuesto sobre la renta). Evidentemente en el sobre no había suficiente dinero para cubrir los gastos. Habían invitado a más personas de las que podían pagar (pero socialmente mantenían su nivel). Unos meses después, el "regalo de bodas" de sus padres fue una reclamación de una factura de carpintería, que Damián no había pagado. Poco después, Jordi, por otros motivos, rompió la relación con Damián y Marta, y, como efecto colateral, con Manel.

A nivel personal, Damián y Marta, vendieron uno de los pisos de la población donde residían y se compraron una casa adosada en una población cercana, donde establecieron su residencia.

A los 58 años se vio envuelto en una denuncia por apropiación indebida de capitales de sus clientes. La policía judicial entró en el local del negocio y se llevó todos los archivos. Ingresando Damián en prisión preventiva. Salió al cabo de unos días y fue condenado a dos años de prisión y al pago de las costas procesales (o una multa, la familia no lo sabe con certeza). Damián explicó que aceptó la culpa, negociada con el fiscal, porque entre la documentación había visto la firma de Manel. Cerró el negocio, pero siguió realizando actividades afines (que no precisaran titulación oficial), como autónomo. Manteniendo su relación con la empresa en la que estaba pluriempleado desde hacía años.

Entre 4 y 5 años después, y sin que Damián hubiera dicho nada, se ejecutó el embargo de dos pisos y la casa adosada, donde vivía. Sin que se sepa por qué y, a pesar de existir la orden de embargo, no se ejecutó la de la casita en la urbanización. Ese día se fue de su casa, como todos los días, dejando sola a Marta. La cual se encontró, al cabo de unas horas con la ejecución del embargo, del cual desconocía la existencia. Acabó en urgencias con un ataque de ansiedad y sin que la familia fuera capaz de localizar a Damián. El cual apareció al cabo de unas horas, alegando que había ido a ver a su abogado para ver cómo podía parar el embargo.
El motivo del embargo era el siguiente. De la empresa donde estaba pluriempleado había sustraído varias decenas de millones de pesetas. Cuando fue descubierto hizo frente a la "deuda" mediante hipoteca de todos los inmuebles. Para ello, engañó a la esposa para que le hiciera poderes, pues estaban   a nombre de los dos. Al no pagar la deuda se ejecutó el embargo.
La explicación que dio fue que lo habían estado chantajeando, cuando aún tenía el negocio. Que le habían exigido el pago de una cantidad de dinero (el importe de lo que había sustraído de la empresa), bajo amenaza de hacer daño a su familia. Pero habían aceptado el pago a plazos. Por lo que una vez al mes iban y se llevaban lo que había podido recoger. La revisión de las cuentas corrientes no se correspondía a movimientos que confirmaran esa explicación. Lo que se evidenciaba era una entrada (que se correspondía con lo sustraído del pluriempleo) y luego se iban pagando los gastos normales. Sin que se viera ninguna salida mensual, que se correspondiera con el chantaje. Las entradas, correspondientes a los trabajos realizados en el negocio, eran escasas.
Al parecer, sustrajo el dinero del pluriempleo, de la siguiente manera. Tenía acceso a los cheques con los que la empresa cobraba sus trabajos. Una vez estaban firmados para poder ser cobrados (ya que eran al portador), los cogía y hacía desaparecer la orden de trabajo correspondiente. Por lo que si no había trabajo nadie podía notar la falta de pago del mismo. Al preguntarle sobre si le parecía justo el estafar a una empresa, que durante años había confiado en él, sólo contestó que "quien roba a un ladrón...". Y que si algún trabajador de la empresa salía perjudicado, por no controlar, se lo tenía merecido por estúpido. Marta creyó, a pies juntillas, la versión del chantaje y justificó la actitud de Damián. Incluso defendiendo que si los demás eran tontos... allá ellos.

Este nuevo revés, hizo que Jordi volviera a relacionarse con Damián, Marta y Manel. Manel estaba casado y no trabajaba con Damián desde hacía años (al cerrar el negocio). Damián y Marta se fueron a vivir a la casita de la urbanización.

Al cabo de poco le llegó la edad de jubilación a Damián. Pero no conseguía cobrar la pensión. Explicó que durante la investigación de su negocio, le bloquearon las cuentas bancarias. Pero que tras la sentencia no fueron desbloqueadas. Y que por eso no podía acceder a la pensión, que se iba acumulando en esas cuentas. Tanto Jordi como Manel, le comentaron que si le faltaba tiempo de cotización ellos podían contratarlo, cotizar a la Seguridad Social lo que fuera preciso y arreglarlo todo. Pero Damián se reafirmó en que había cotizado el tiempo suficiente y que todo era un error del juzgado, al no desbloquearle las cuentas.
Posteriormente, un número indeterminado de años, la familia descubrió que no existía el bloqueo de cuentas. Y que la pensión le había sido denegada por faltarle unos meses de cotización. Por tanto, no existía ningún capital bloqueado. Así que se le forzó a darse de alta como autónomo, cotizar los meses que le faltaban y a solicitar una pensión no contributiva para Marta. Damián siguió realizando trabajos por su cuenta, de los que había vivido hasta ese momento. Dejaron de vivir en la urbanización y alquilaron un piso en la ciudad donde residía Jordi y , hasta hacía poco, Manel.

La casita la pusieron a la venta. Estuvo a punto de venderse en varias ocasiones, pero siempre se frustraba, en el último momento, la venta. Incluso hubo, según refieren Damián y Marta, agresiones verbales y físicas por parte de uno de los posibles compradores. Llegada esta situación, la casita se alquiló.

Durante unos años, a Damián y Marta, la vida parecía sonreírles. El nivel de vida era bueno, realizaban regalos a hijos y nietos, se reunía la familia en su casa con motivo de celebraciones, etc. Hasta el punto que, en diciembre de 2011, Marta informa a sus hijos que han ahorrado unos 120.000€. Esto lo comenta estando Damián presente. Los regalos a los nietos (en metálico) fueron elevados, igual que había sucedido el año anterior. En diciembre de 2010, Jordi, les comentó a sus padres que los regalos eran excesivos. Curiosamente, en diciembre de 2011, los hijos de Jordi recibieron una cantidad mucho menor que los de Manel. Como los primos se lo comentan todo, se descubrió la diferencia. Damián juró que era un error y solventó la diferencia.
Pero en febrero de 2012, la hija mayor de Jordi descubrió, por azar, que existía una orden de desahucio contra sus abuelos. Se debía haber ejecutado en noviembre de 2011. Damián consiguió una prórroga para febrero de 2012. Y, una nueva para abril de 2012. El motivo era que no pagaba el alquiler del piso donde vivía con Marta. El juicio había sido en julio de 2011, en esa fecha llevaba un año sin pagar. Y la familia no supo nada hasta febrero de 2012, y por casualidad. En las cuentas corrientes no había dinero, entre todas había poco más de 30€. De los 120.000€ ni rastro, nunca habían existido, pues cinco años antes ya estaba en número rojos (y porque la familia sólo solicitó extractos bancarios de los cinco años previos). Tenía deudas contraídas a través de financieras, tarjetas de crédito, etc. Las entradas y salidas  de las cuentas corrientes no se correspondían a movimientos normales de una economía familiar. Había aceptado reducir el alquiler a sus inquilinos en un 33%.

Los hijos, con la nieta, asumieron el control de todo, saldaron las deudas, consiguieron mantenerlos en el piso, etc. Y promovieron una incapacitación por prodigalidad.

Hechos que la familia refiere como anómalos
Durante estos años se vio involucrado, que no imputado, en la sustracción de un cheque, que fue cobrado con firma falsificada. Damián tuvo acceso al talonario y a la firma original. Y fue el que realizó el pago.

Estando en la casa de la urbanización, cuando no vivía en ella y sólo iban los fines de semana. Una noche le pintaron el coche con un spray (nadie más se vio afectado). Otra noche le hicieron una pequeña hoguera en una ventana, mientras dormía, junto con Marta, en el interior. Años después dijo que había atropellado a un perro, y que eran los dueños que se quisieron vengar.

Jordi recibió una llamada de un cliente de Damián. Le informó que le faltaba dinero de la caja y que debía ser Damián, pues nadie más había tenido acceso. Y que sabía que jugaba. Días más tarde ese cliente lo negaba todo, diciendo que era un error y que él no sabía nada sobre si jugaba.

La suegra de Jordi fue advertida por unas amigas, de que a Damián se le veía frecuentemente en la máquina traga-perras de un bar cercano a su domicilio. También lo negó, y nunca más fue visto allí.

El referido chantaje a plazos. Que Jordi nunca creyó, en contra de la familia.

Las ventas fracasadas de la casa de la urbanización. Con los enfrentamientos con los futuros compradores. En el 2012 también se descubrió que existían anotaciones de dos hipotecas, que la familia ha conseguido que se quiten del Registro de la Propiedad. Una estaba pagada y la otra caducada (la que, de forma incomprensible, nunca se ejecutó).

Rasgos de Damián
Las personas que lo conocen, no intimamente, indican que es una persona con facilidad de palabra. Con multitud de anécdotas, historias, chistes, etc., que contar. Un buen lector, con facilidad para retener lo leído. Aunque pocos pueden decir algo realmente personal sobre él. Lo que se podría interpretar como un encanto superficial.

Cuando ha hablado, a nivel familiar, de los compañeros de trabajo, los jefes, incluso a los que ha estafado, lo hace con desprecio. Siempre se muestra como más inteligente. Con mayor capacidad que los demás, a los cuales se puede perjudicar sin más, porque se lo merecen. En alguna ocasión, para algún cliente, realizó planes de viabilidad de negocios para conseguir créditos. Hasta donde se sabe, nunca las entidades bancarias dieron crédito a sus planteamientos (no los consideraron factibles).

Su aspecto es sosegado, aunque con múltiples tics. Movimientos de cuello, cabeza, brazos, etc. Estirarse los puños de las camisas, tocarse la corbata, etc. Son actos que frecuentemente se le detectaban. Aunque parece que desde febrero de 2012 hayan desaparecido. Su única afición conocida es el ajedrez. El cual llegó a practicar a un buen nivel y que dejó por insistencia de Marta.

Es evidente que la mentira es constante en su vida. Ha ocultado despidos, juicios, origen de ingresos, etc. Incluso cuando se le han ofrecido soluciones, las ha rechazado por no aceptar la realidad de los hechos (se hace muy evidente en la falta de cotización a la Seguridad Social, por ejemplo).

Manipulador nato, especialmente de su esposa. Ella siempre ha criticado las decisiones de Damián, incluso lo ha menospreciado en público. Pero, por el contrario, cuando se le han presentado documentos supuestamente firmados por ella, y de los que no ha reconocido la firma, al cabo de poco de estar a solas con Damián ha llamado diciendo que ya recordaba el haber firmado y que era su firma.
La familia, tras el embargo de los inmuebles, lo llevó al psiquiatra. El cual no detectó ninguna anomalía. Años después, la familia encontró innumerables test psicotécnicos, que se supone había estudiado a fondo. Ni los jueces se libraron de su manipulación, como ejemplo tenemos los retrasos en los desahucios. Uno de ellos indicando que tenía que cobrar una indemnización por un accidente (atropello). Lo cual era cierto, pero la posible indemnización no era suficiente.

Nunca se le ha visto arrepentimiento, ni empatía hacia los demás. Ni hacia quien ha perjudicado, clientes, empresas, ni hacia la familia, que ha sufrido los resultados de sus actos. Las relaciones afectivas siempre han sido frías, superficiales, esporádicas. Con mínimas manifestaciones externas. Recuerda Jordi que, cuando tenía 16 años, leyó sobre caracteriología y etiquetó a su padre como "flemático".

No se puede decir que no haya sido trabajador. Pero sí que ha querido mantener un ritmo/nivel de vida constante. Y cuando no ha podido, no ha dudado en buscar una forma fácil de conseguir dinero (del hijo, empresa, clientes).

Desde que se ha conocido la situación actual, ha perdido el control del dinero familiar y se le controla al máximo. Ha mostrado un carácter más violento, agresivo, con gritos y amenazas. Cosa que antes nunca se había visto, aunque Marta siempre había dicho que a ella sí le gritaba, no atreviéndose con los demás.

No se le conocen relaciones extramatrimoniales, ni desórdenes de tipo sexual. Simplemente no existe ninguna información al respecto. Por lo que deducimos que no han existido.

La familia lo tacha de irresponsable, pues se ha visto en la más profunda ruina en dos ocasiones. Y la ha ido bordeando durante años. Sin importarle el resultado de sus actos. Es más, no se siente culpable de lo que ha hecho. Se excusa en que protegió a la familia de los chantajistas, que sustrajo cantidades a quien se lo merecía, que si algún compañero se vio perjudicado por sus actuaciones era porque no tenía su inteligencia.

Y, como ya se ha dicho, carece de antecedentes juveniles. Salvo esas relaciones con alguna chica con novio, un tanto contra las normas sociales.

Conclusiones
No se puede afirmar que estemos ante un psicópata comparable a los asesinos en serie que han existido. Pero sí que presenta unos rasgos nítidos, para mí, de ser lo que se denomina un psicópata socializado. Su encanto superficial, la mentira compulsiva, la falta de empatía, su irresponsabilidad, la falta de aceptación de culpa, su falta de arrepentimiento, el buscar la solución fácil a costa de otros, su superficialidad de sentimientos, la manipulación,... Son rasgos característicos de la psicopatía.

Y todo ello dando una imagen de total normalidad. Sin que nadie pueda intuir nada. Sin manifestar nada. Incluso siendo considerado como una persona de conducta intachable.

Los movimientos bancarios, los gastos no justificados, los créditos solicitados, etc., han hecho pensar a la familia en una ludopatía. Punto que no se ha podido demostrar. En los últimos años se había vendido unos valores que tenía, no pagaba el alquiler, los gastos extraordinarios no eran tan elevados,... Aportó, a los hijos, cuentas (realizadas por él) en un intento de justificar gastos, pero no cuadraban. Sólo Marta cree que es un mal administrador. Los demás ya no saben qué pensar.

Cuando muera, ¡qué secretos se llevará a la tumba!

Como Damián hay muchos. La gran mayoría padecidos dentro del seno familiar y con una buena imagen social.

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