El fallido fondo Hispano-Saudí costó 16 millones a las empresas españolas
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Algo menos de veinte empresas, entre ellas muchas de las
grandes constructoras, perdieron más de 16 millones de euros (21
millones de dólares) tras haber participado con distintas aportaciones
en el Fondo de Infraestructuras Hispano-Saudí que el Rey y Corinna zu
Sayn-Wittgenstein ayudaron a crear después de la visita de la Familia
Real española al país árabe en 2006. Corinna pone en apuros al ministro García-Margallo.
OHL,
Grupo Villar Mir, Sacyr, ACS, Abertis Infraestructuras, Acciona, Isolux
Corsán y Técnicas Reunidas figurarían entre ellas, además de La Caixa,
Caja Madrid (Bankia), Unión Fenosa (ahora Gas Natural Fenosa),
Iberdrola, Endesa o Mutua Madrileña, entre otras.
Según Vozpopuli, este Fondo se liquidó el pasado 12 de
abril de 2010 por la falta de interés saudí, que no cumplió con la parte
que le correspondía, a pesar de los desembolsos españoles.
Esta sociedad de inversión con la que España y Arabia Saudí
pretendían invertir en grandes proyectos de infraestucturas por todo el
mundo (sobre todo en aquellos relacionados con las tecnologías
renovables), iba a estar dotada con 1.000 millones de dólares (770
millones de euros) y para su constitución se contrataron los servicios
de Cheyne Capital, quien fijó los costes de gestión (management fee) en
el 2 por ciento de esa cantidad.
Costes de gestión
Un
porcentaje que coincide con los 21 millones de dólares que han perdido
las empresas españolas y que habrían sido empleados, según estas, en
retribuir a Cheyne Capital, a Morgan Stanley (encargada de la gestión
financiera del fondo) y en liquidar los compromisos contraídos en lo que
a aportaciones dinerarias se refiere. Asimismo, según El Mundo, parte
de esos 21 millones de dólares también habrían ido a parar a la princesa
Corinna por su labor como mediadora en la cristalización de esta
iniciativa.
Y es que la empresaria alemana habría viajado en sucesivas ocasiones
hasta Arabia Saudí durante los años 2006 y 2007 para trabajar en su
lanzamiento, junto al embajador Manuel Alabart. En lo referente al peso
que cada país tendría en el fondo, para el cual se fijó un objetivo de
rentabilidad del 8 por ciento en 15 años ,ampliables a otros tres,
España y Arabia Saudí representarían un 50 por ciento del mismo,
respectivamente.
La idea de llevar la colaboración entre los países hasta este plano
fue del fondo soberano Saudi Arabian General Investment Authority
(Sagia), la misma institución que se lo sugirió con éxito al Rey Don
Juan Carlos en 2006 y que más adelante acabó con el proyecto por su
indiferencia con el mismo.
La razón por la cual las empresas afectadas no acudieron a las
autoridades internacionales para reclamar su dinero tiene que ver con el
volumen de contratos de construcción que todos los años saca a concurso
el país árabe y, en especial, con el plan para unir con Alta Velocidad
las ciudades de La Meca y Medina. Un proyecto de más de 6.500 millones
de euros que por aquel entonces estaba a punto de licitarse.
Al final, las obras fueron adjudicadas a un consorcio español, en
el que no estaban todas las empresas que participaron en el fondo, de
manera que algunas de estas compañías se quejan del dinero perdido.
Paraíso fiscal
El
Fondo de Infraestructuras Hispano-Saudí fue presentado en el Palacio
del Pardo en junio de 2007 y para entonces su sede social ya se había
fijado en la isla de Guernsey, un paraíso fiscal en el Canal de la
Mancha.
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