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jueves, 7 de febrero de 2013


LOS FALSOS DERECHOS HUMANOS

Luis Pazos


Ningún gobierno, aunque haya sido elegido en una elección por la mayoría, puede llamarse democrático si viola los derechos humanos, que fundamentalmente son el derecho a la vida, a la propiedad y a la libertad. De esos derechos se derivan otros, como el derecho a trabajar o no, a salir o entrar de un país, a escoger una profesión, a profesar cualquier religión o ser ateo, a decir lo que quiera, siempre y cuando no ofenda o calumnie a terceros.
Sin embargo, se han creado falsos derechos alojados demagógicamente en la Constitución y erróneamente interpretados.  El derecho al trabajo no debe considerarse como que el gobierno me debe dar trabajo, sino que se me permita trabajar en lo que yo quiera. El derecho a la vivienda no implica que me regale el gobierno una vivienda, sino que la pueda adquirir y nadie me la quite.
Los derechos humanos básicos o garantías individuales, no implican un dar por parte de las autoridades a los ciudadanos, sino el garantizar el respeto a sus derechos, que otros no los violen. El Estado debe evitar que me priven de la vida, que nadie invada mi propiedad y no se me obligue a trabajar, producir o vender, si yo no lo decido libre y voluntariamente.
El derecho a la educación, al trabajo, a la habitación digna, entendida como que el Estado tiene la obligación de dármelos es demagógico y falaz, pues es imposible que tenga los recursos suficientes para darle trabajo, vivienda digna  y educación a todos.
En un país democrático deben respetarse los derechos fundamentales del ser humano, pero es peligroso que en su nombre se creen falsos derechos y expectativas erróneas, que implicaron un dar por parte del Estado y no un respetar y garantizar.
Twitter:@lpazos1
Profesor de Economía Política

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