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domingo, 24 de febrero de 2013


Por Gabriel Boragina ©
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A pesar de haberse aclarado infinita cantidad de veces, y por los más eminentes economistas del mundo, aun hay quienes siguen creyendo que la inflación es "el aumento generalizado de los precios". Pero la inflación no es esto.
El economista profesor Murray N. Rothbard -con la extrema claridad que lo caracteriza- explica:
"la inflación es un método por el cual el gobierno, su sistema bancario controlado y los grupos políticos favorecidos pueden expropiar parcialmente la riqueza de otros sectores de la sociedad. Quienes están facultados para controlar la oferta monetaria emiten nuevo dinero para su propio beneficio, a expensas del resto de la población. Si se otorga al gobierno el monopolio de la emisión y de la oferta monetaria, inflará la oferta para su propio beneficio, en detrimento de quienes carecen de poder político. Una vez que adoptamos el enfoque distintivamente austríaco del “individualismo metodológico”, una vez que comprendemos que el gobierno no es una institución sobrehumana consagrada al bien común y al bienestar general, sino un grupo de individuos dedicados a promover sus intereses económicos personales, resalta con meridiana claridad la razón del inherente inflacionismo del gobierno como monopolizador del dinero.“ (Murray N. Rothbard, "La teoría austriaca del dinero", Revista Libertas Nº 13 (Octubre 1990) Instituto Universitario ESEADE, pág. 13).
Si esto es cierto para todos los gobiernos en general, lo será mucho más aun para el argentino del FpV de los Kirchner, sin duda uno de los más nefastos y maquiavélicos "grupo de individuos dedicados a promover sus intereses económicos personales". Genial imagen, del no menos genial M. N. Rothbard, que nunca alcanzó tan bien para describir a este grupo de oscuros y tenebrosos sujetos.
Otro formidable economista, Hans Sennholz, explica el vínculo causal entre la inflación, la indigencia y la miseria con estas palabras:
"Los actos nocivos frecuentemente están unidos unos a otros. El mal de la inflación está ligado a la indigencia y a la miseria, que a su vez están conectadas con los conflictos sociales y las contiendas políticas. La inflación es un efecto de la política, y a su vez afecta a la política como antagonista del orden. Sólo los políticos son responsables de la inflación pues sólo el gobierno, la autoridad política, dirige la política monetaria y conduce los mercados crediticios. Puede hacerlo de manera directa a través de la legislación o regulación, o bien mediante un banco central que dirige los asuntos monetarios. En los Estados Unidos la inflación es un artificio del gobierno federal, que actúa a través del Sistema de la Reserva Federal". (Hans F. Sennholz. "Moneda y libertad". Revista Libertas IV: 7 (Octubre 1987) Instituto UniversitarioESEADE, pág. 9/10). En Argentina, el banco central (BCRA) es un émulo del Sistema de la Reserva Federal.
Sería largo citar la lista de autores de relevante conocimiento que se pronuncian en el mismo sentido que los anteriores.
En suma -y como tantas veces se ha dicho-, la inflación no es más que una estafa legal, donde el único estafador es ningún otro que el gobierno.
Sin embargo, el vulgo no comprende conceptos básicos de economía, como por ejemplo, la diferencia entre términos nominales y términos reales, por lo que tiende a percibir los fenómenos económicos sólo en función de los primeros y no de los segundos.
Mucha gente está feliz porque "ve subir" sus salarios por encima del "nivel de precios" de lo que habitualmente consumen. Pero esta "felicidad" tiene su base en la ignorancia más pura, habida cuenta que no parecen comprender que sus salarios no son más que otros precios, que también -como todos los precios en una inflación- pierden con cada nuevo aumento, su poder adquisitivo. Pero además de ello, tampoco parecen entender que cada incremento salarial financiado (o no) con emisión monetaria, potencia -y en la medida que se vuelca al consumo- la suba de los precios diferentes al salario, de los otros bienes y servicios, con lo que se acrecienta la carrera entre ambos presuntos "competidores": precios y salarios, en una brutal puja en la cual se terminan destrozando ambos, hasta que el gobierno deje de falsificar más dinero. Esta "puja" de precios (salarios inclusive), es lo que autores como Alberto Benegas Lynch (h), Cachanosky y otros, denominan acertadamente la distorsión de los precios relativos. Y es distorsiva porque, además de ser artificial por exógena al mercado, afecta en forma desigual a los precios entre ellos.
Es por esta razón que Sennholz nos alerta que "El mal de la inflación está ligado a la indigencia y a la miseria, que a su vez están conectadas con los conflictos sociales y las contiendas políticas". Es tal cual: la inflación produce indigencia y miseria, en el mediano y largo plazo.
Los aumentos de salarios en Argentina sólo son posibles porque el gobierno emite mas y mayor cantidad de dinero, pero cuanto más aumentan los salarios nominalmente por esta vía menos valor tendrá cada unidad monetaria del mismo. Lo que implica -a su turno- que el trabajador que en apariencia "ganaría mas", en realidad cada vez gana menos, o sea, es siempre un poco más pobre cada vez. Además de la pérdida del poder adquisitivo de cada salario, súmese a ello el aumento de los precios de los demás bienes y servicios que agrava más aun la situación del asalariado.
Pero más allá de esto, en una economía sana, en tanto los salarios suben, los precios de los demás bienes y servicios deberían bajar, para lo cual es imprescindible eliminar la inflación y por sobre todo, dejar de intervenir el gobierno en el mercado. Sólo en las economías enfermas precios y salarios suben o bajan a la par o por separado, lo que denota clara manipulación estatal.
En la misma línea indicada por el Dr. Rothbard en la cita antecedente, la inflación sólo favorece al gobierno y a su pequeño círculo de amigos, circulo que, por muy grande que se considere o parezca, siempre será minúsculo comparado con el resto de la población.

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