Lo que hay detrás del tratado con Irán
In Editoriales on febrero 19, 2013 at 2:25 PM
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La cuestión iraní parece complicarse. Lo que en la superficie aparecía como un incomprensible tratado para “destrabar” la investigación por el atentado contra la AMIA ahora se esta develando con una extensión más profunda y más grave.
En una información que publicó La Nación este domingo y que fuera desmentida por la Cancillería y por De Vido (con lo cual la primera conclusión es que estaría confirmada) se asegura que la Argentina ha decidido volver al terreno de la construcción de misiles de largo alcance para uso militar.
El proyecto del Condor II nacido en 1985 y cancelado en 1990 volvería a cobrar vida, ahora bajo el nombre de Gradicom. La idea de revivirlo comenzó en 2009 cuando el entonces interventor de Fabricaciones Militares, Arturo Puricelli -hoy ministro de defensa- por orden de De Vido, siguiendo indicaciones presidenciales, visitó las instalaciones de La Falda en Córdoba y se encontró con una infraestructura lista para volver a funcionar cuando se quisiera reflotarlas.
La Argentina hasta ese momento había defendido internacionalmente el punto de vista del uso pacifico de los vectores misilísticos básicamente para la instalación espacial de satélites de investigación o de meteorología e incluso había presidido el Centro de Control de Tecnología Misilistica que precisamente controla e impide que los países (especialmente los poco confiables) desarrollen esta tecnología militar de largo alcance.
La Sra de Kirchner decidió dar marcha atrás con esta postura y reinsertar a la Argentina en el grupo de países con capacidad para fabricar y utilizar estos instrumentos con fines militares. La presidente presentó el proyecto en julio de 2011 en una cena de camaradería de las FFAA.
Para acceder a los últimos avances de esta tecnología, Fabricaciones Militares firmó un acuerdo con la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares. Como es obvio Venezuela que no es una potencia en nada, tampoco lo es en materia de cohetería militar. El truco consiste en que la CAVIM está conectada en este punto con Irán. Es la teocracia de Ahjmadinejah que sí tiene desarrollos avanzados en la materia la que suministra a Caracas esta tecnología y es vía este procedimiento que la Argentina espera obtenerla también.
Básicamente mientras el país desarrollaba esta industria con fines pacíficos estaba teniendo inconvenientes con un determinado catalizador que funciona como propulsor de los motores del cohete. A la solución de esos problemas está dirigido el acuerdo con Chavez-Ahmadinejah.
La embajada norteamericana en Buenos Aires siempre sospechó de estos arreglos y parte de esas preocupaciones se hicieron publicas a través de las revelaciones de Wikileaks durante 2010 y 2011. El temor era que De Vido quisiera fabricar un misil de uso militar ocultando su obejtivo verdadero bajo la apariencia de un uso civil.
Cuando Puricelli deja FM su puesto pasa a ser ocupado por un camporista, Santiago Rodriguez, que es el que firma los acuerdos con CAVIM. Esta empresa estatal venezolana no puede tener relaciones comerciales con empresas norteamericanas debido a que el gobierno de Obama conoce sus vínculos con Irán. A su vez Rodriguez dispone este año de una partida presupuestaria para la construcción de una planta de llenado de propulsión de sólidos compuestos para misiles. Mientras tanto De Vido vislumbra la creación de una nueva empresa estatal con participación de CAVIM y, por qué no, del gobierno de Teheran.
La información confirma la tendencia radicalizada que la presidente esta queriendo imprimirle a todo su gobierno de un modo ya indisimulado. Autoritarismo político, estatismo económico, aislamiento internacional de Occidente, construcción de un eje Caracas-Buenos Aires-La Habana-Teheran, caída del sistema de libertades individuales, amordazamiento completo de la prensa libre, eternización de un poder orwelliano caracterizado por la vigilar a los ciudadanos, encierro en las fronteras propias, prohibiciones generalizadas para los individuos y libertades ilimitadas para los funcionarios y la intención abierta de transformarse en un país amenazante para la región por su capacidad para producir armamento de largo alcance.
Finalmente el misterio de un incomprensible “tratado” con un país inverosímil comienza a tener sentido. No hay aquí una búsqueda de la verdad sino un intercambio de contraprestaciones. Irán no puede ser un aliado al que se le impute un crimen. Hay que borrar esa huella infame. Cristina arregló todo con Chavez, seguramente siguiendo los consejos de Luis D’Elia, el verdadero embajador ante Teheran.
Quienes quieran tener un perfil del horizonte argentino futuro puede dibujar sobre una hoja en blanco una serie de puntos y colocarle a cada uno de ellos estos nombres: “Chavez”, “Teheran”, “los hermanos Castro”, “Ho Chi Min”, “Angola”, “Años ’70″, “conflicto permanente con EEUU”, “relación distante con Europa”, “estatismo económico”, “encierro en las fronteras propias”, “fin del periodismo libre” y luego unir esos puntos. El resultado de los puntos unidos por la línea será el que el mundo ve en muchos de los países que ocupan un sitio en ese mapa siniestro.
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