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jueves, 18 de abril de 2013







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Si tuviéramos que poner las “palabras clave” (o key words, que en inglés suena mejor), sin duda, el título de este artículo desvela lo esencial. Ya nos revela el argumento, porque no es ningún misterio: los emprendedores padecen estrés y deben controlarlo.

El término emprendedor va ligado al concepto de iniciar un proyecto. El asumir un riesgo, pues una cosa son las intenciones y otra los resultados. Y no debemos confundir emprendedor con irresponsable, sino todo lo contrario. El emprendedor al que me voy a referir es aquel que tiene una idea, especialmente referida a negocios, la valora y se decide a llevarla a cabo. El irreflexivo, impulsivo, también tiene ideas, pero las intenta realizar sin la necesaria maduración. Y, claro, suelen ir de cara al fracaso.

No quiero que se sobreentienda que considero el estrés como algo negativo. Siempre he pensado que sin él no existe evolución. Nos permite estar atentos, mantener el estado de vigilia, que el tiempo de reacción sea adecuado. En casi todo hemos de mantener un cierto estado de alerta, de esa forma evitamos desagradables sorpresas que nos pueden llevar al fracaso. Es igual que los músculos, sólo se relajan completamente con la muerte. Pero eso no quiere decir que estemos en una contractura continua, mantenemos un tono mínimo para poder actuar de forma casi inmediata.

Gestión del tiempo
Si se quiere, emprender es un acto de valentía, una aventura. El proyecto va madurándose, perfilándose, estudiándose y, finalmente, se toma la decisión de actuar. En ese momento se arriesga, tiempo, dinero, personas,... El tiempo, las más de las veces, es el propio del emprendedor. Aunque no se ha de olvidar que se roba al sueño, familia, pareja, amigos, ocio. Por lo que aparece el primer factor estresante la falta de descanso. Porque si abandonamos las relaciones personales, de ocio, sociales, etc., empezamos a vivir exclusivamente por y para el trabajo. Y nuestra mente no encuentra esa válvula de escape, que es el hacer una actividad diferente, que no nos recuerde a nuestro proyecto.

El tiempo que decidimos dedicar al proyecto, también debe ser gestionado. Se han de priorizar las actuaciones. Y, a ser posible, evitar que todas las actuaciones sean lineales. Si todo se hace de forma lineal (tarea detrás de tarea) cualquier retraso puntual incide directamente sobre el resultado final. Mientras que si las tareas van en paralelo, se minimizan los efectos temporales de los posibles contratiempos. Pero sin que haya un exceso de actuaciones paralelas, para poder mantener un control, y evitar una nueva fuente de ansiedad: que no podamos abarcar todos los procesos.

Gestión de los colaboradores
Salvo en proyectos unipersonales, el emprendedor se rodea de colaboradores. De los cuales se siente responsable. Ello es fuente de estrés. Si embarcamos a alguien en nuestro proyecto es normal y lógico que nos preocupemos de su “seguridad”. Los colaboradores son necesarios, más cuanto mayor es el proyecto. Su falta puede ser causa de un mayor estrés, pues el intentar realizarlo todo solo, la mayoría de las veces, es una empresa faraónica, que puede llevar al fracaso. Aunque la idea sea excelente.

Por eso se debe valorar a quién invitamos a nuestro proyecto. Ha de ser una persona en la que podamos delegar, confiar. A quien podamos responsabilizar de una tarea determinada. Logrando así una mayor eficiencia. Consiguiendo la mayor eficacia con la mejor gestión de los recursos.

El proyecto
Independientemente de factores incontrolables e imprevisibles. La elección del proyecto es esencial, pues debe ser factible. Se debe contar con los medios mínimos para poder realizarlo y debe tener una mínima posibilidad de éxito. El lanzarse a un plan inalcanzable, salvo que se sea un total irresponsable, será indefectiblemente fuente de niveles elevados de estrés.

Control del estrés
Hasta aquí hemos visto que existen fórmulas para minimizar el estrés de un proyecto:
  • Adecuada gestión del tiempo
  • Organización de actuaciones
  • Cuidadosa elección de los colaboradores
  • Delegación de tareas
  • Viabilidad de la empresa

Pero, y a pesar de todo, el estrés aparecerá. Por lo que la tarea no ha de ser evitar que aparezca, sino evitar que su nivel sea perjudicial.

No creo en una fórmula infalible, ni única, para conseguir esta meta. Dependerá de cada persona, de sus gustos. Puede ir desde escuchar música, leer, ir a la iglesia, bailar, hacer deporte, etc. Lo que sí es esencial, desde mi punto de vista, es la necesidad de que estas actividades no sean estresantes. Me intentaré explicar, el deporte puede ser una buena forma de descargar tensiones, ansiedad, pero si lo practicamos de forma competitiva puede ser una fuente de estrés, sin los beneficios que buscábamos. El emprendedor, y esto es un concepto muy personal, ya compite continuamente intentando llevar su proyecto a buen puerto. Por lo que añadir una actividad que implique más competitividad sólo puede empeorar su situación.

Si con ello no es suficiente, se puede optar por Terapias Cognitivo-Conductuales o Entrenamiento de Relajación. Cualquiera de ellas, a medio plazo, es efectiva. Siempre que sean realizadas, dirigidas, controladas, por profesionales adecuadamente formados. Mediante estas técnicas lo que se intenta es conseguir un equilibrio para que el estrés excesivo, negativo (que algunos autores denominan distrés) se convierta en un estrés positivo (también llamado eustrés).

Beneficios y perjuicios
A parte de los innegables beneficios para la salud que implica el control del estrés, o expuesto de otra forma, el convertir el distrés en eustrés. También tenemos beneficios en el rendimiento.

Sabemos que el distrés es causa de alteraciones físicas: problemas digestivos, dolores osteo-musculares, insomnio, taquicardias, disnea, etc. En resumen, estaríamos hablando de las somatizaciones: alteraciones físicas derivadas de una alteración psíquica previa. Y, evidentemente, el distrés va asociado a ansiedad, depresión, angustia.

Pues bien, el eustrés ayuda a mejorar nuestro rendimiento. Es la situación ideal de falta de perjuicios del estrés y el mantenimiento de un estado de alerta que nos ayuda a evitar contratiempos, peligros, etc., o a reaccionar rápida y adecuadamente ante ellos. Como esta situación de eustrés también mejora nuestra calidad de vida física, hace que seamos capaces de dar el cine por cien, sino el 110%, de nosotros mismo. Con lo cual los proyectos se pueden llevar a cabo antes y mejor.


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