Palabra de Moody´s: huele a podrido en la banca alemana
¿Cuál es el sector alemán del que Angela Merkel no quiere hablar? Obviamente, el financiero. Y no es de extrañar. Su situación es, en líneas generales, precaria por más que a la canciller alemana no le interese que se sepa. Tiene graves problemas operativos y lagunas importantes de solvencia que compensa, cierto es, con una estructura de balance más equilibrada entre créditos y depósitos, financiación barata ligada al bajo riesgo país y un apoyo público de relevancia, al menos sobre el papel, para el caso de que las cosas vengan mal dadas y haya que rescatar alguna firma.
El Moody´s salvador por la campana del rating de España hace menos de una semana, en concreto el 17 de octubre, se despachó dos días más tarde con un Informe sobre la banca alemana en la que mantenía su visión negativa sobre la misma, criterio que mantiene desde 2008. Un mal titular para un trabajo de 27 páginas tremendamente revelador. Ya verán. Entre los argumentos que justifican tal decisión, que son extrapolables casi al 100% a España, los siguientes:
- Presión en márgenes derivada de la intensa competencia (sobrecapacidad y fragmentación), falta de nueva producción crediticia y bajos tipos de referencia para la ya concedida. ¿Les suena? La rentabilidad (beneficio antes de provisiones o PPP/activos ponderados por riesgo) y el Net Interest Income de la industria son los más bajos de Europa, situándose en el 1,5% y el 1% respectivamente. Además, su eficiencia se situaba al final del año pasado en el 71,8%, un 40% peor que la española tras el repunte de esta última por encima del 50%.
- Deterioro del entorno debido a la generalización de un panorama recesivo en Europa (clave por otra parte para una nación de medianas compañías fundamentalmente exportadoras y para las que la Eurozona es el 58% de sus ventas). ¿Les suena?
- Impacto de dicha realidad sobre la calidad del activo y los niveles de mora y provisionamiento. ¿Les suena? La exposición a la periferia europea y a sectores cíclicos como el inmobiliario o el naviero son factores que le pueden pasar factura de acuerdo con Moody´s.
- La limitada capacidad de absorción de pérdidas, por falta de suficiente capitalización (la ratio más elevada de CT1 corresponde a Commerzbank con un 7’7% vs. el 9% exigido en España por Oliver Wyman), alto apalancamiento en un entorno donde “sólo pueden vender activos a pérdida” y escasez de PPP que “dificultará que muchas instituciones puedan hacer frente a pérdidas inesperadas”. ¿Les suena?
Tras las generales de la ley, y antes de entrar en cada uno de los apartados anteriormente mencionados, la agencia nos recuerda que su cobertura abarca a 41 compañías, titulares del 85% de la financiación privada que el sistema había concedido a cierre de 2011. Quedan fuera solo las empresas de nicho, así como las Sparkassen, cajas controladas por los Ayuntamientos y sospechosas por definición, y las cooperativas locales en su doble categorización: Volksbanken y Raiffeisenbanken. El documento se centra, por tanto, en la parte más internacional y conocida de la banca alemana. Que no habrá ahí dentro.
Pues bien, una revisión somera a los ratings nos permite ver que de las 41 instituciones analizadas, 16 de ellas disfrutan de la calificación de bono basura mientras que otras 4 tienen un rating de Baa3, el peor del investment grade. Echen cuentas y verán que algo huele a podrido en el 50% del sector bancario alemán. No es de extrañar que, en su día, la Canciller limitara la presencia de sus entidades en los stress tests europeos, ejercicio que le permitió señalar la viga en el ojo ajeno, no sin razón, antes que el edificio completo en el propio. Solo 12 firmas, las mejores, concurrieron frente a las 25 españolas, con una diferencia de representatividad de 35 puntos porcentuales (del 60% al 95%).
Sin embargo, la realidad es tozuda y suele manifestarse finalmente en toda su crudeza. El olor a muerto de muchos bancos alemanes ya se percibe. Eso sí, no esperen que los cadáveres afloren a la superficie antes de las elecciones de octubre de 2013. O sí. Curiosamente, la evolución de España tiene mucho que decir. La venganza es un plato que se sirve…
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