El despertar de la mujer en India frente a las violaciones y su impunidad
Los últimos casos de violencia desatan una ola de protestas sin precedentes en un país donde violan a 25.000 mujeres al año y otras 100.000 mueren quemadas a manos de su marido
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Secuestrada, encerrada en un sótano, salvajemente violada y sometida a todo tipo de torturas. Así fueron las aterradoras 40 horas del infierno que vivió la semana pasada una niña de tan sólo cinco años de Nueva Delhi en manos de un vecino de 22 años que abusó sexualmente de ella, la mutiló y la abandonó creyendo que estaba muerta. Esta pequeña es el último caso visible de una cruel realidad que viven a diario decenas de miles de mujeres en toda India.Víctimas, en su mayoría silenciosas, de una violencia de género que hunde sus raíces en la tradición y las costumbres de una sociedad patriarcal muy arraigada. Sin embargo, la brutal violación de una joven universitaria en la capital el pasado diciembre marcó un punto de inflexión en una parte de la sociedad india. La ola de protestas e indignación desatada refleja su hartazgo ante la discriminación y violencia ejercidas impunemente contra las mujeres en diversas modalidades: matrimonios infantiles, violaciones sexuales, el repudio a las viudas, el pago de la dote, agresiones con ácido o la quema de esposas, entre otras.
Según la Oficina Nacional de Registro de Crímenes, cada 20 minutos una mujer es violada en India y en sólo uno de cada cuatro casos el agresor es condenado por ello. En 2011, se registraron más de 25.000 agresiones sexuales, una cifra que ha ido incrementándose en los últimos seis años. A pesar de estos escalofriantes datos, se calcula que sólo se denuncia el 10% de los abusos sexuales, por lo que miles de mujeres sufren en silencio su dolor a causa de la estigmatización, el miedo y la indefensión.
Y así, en silencio, han permanecido miles de mujeres durante siglos tras sufrir todo tipo de atrocidades, discriminaciones y agresiones por parte de una sociedad patriarcal cuyas costumbres y tradiciones no avanzan al mismo ritmo que su emergente economía. Sin embargo, el caso deJyoti Singh Pandey, una estudiante de fisioterapia de 23 años, violada en un autobús por cinco hombres y un menor y golpeada con una barra de hierro durante horas, conmocionó el pasado mes de diciembre a la opinión pública nacional e internacional. La joven Jyoti fue abandonada moribunda con los intestinos destrozados y severos daños cerebrales en una carretera muriendo días después en un hospital. Su cruel historia fue la gota que colmó el vaso yel punto de partida de un proceso irreversible de lucha y protesta de una parte de la sociedad que se niega a aceptar y perpetuar este tipo de crímenes y que exige la adopción de medidas eficaces por parte de las autoridades para evitar que atrocidades como ésta vuelvan a ocurrir.
Un antes y un después
India ocupa el cuarto puesto en el triste ranking de los países más peligrosos del mundo para las mujeres
"El caso de Jyoti fue diferente a otros, ella pertenecía a lo que podríamos denominar los grupos privilegiados de India. Formaba parte de la nueva clase media urbana, una clase con acceso a una educación universitaria, una situación más acomodada que la del ámbito rural y con un mayor conocimiento de otras culturas. Esta clase urbana es la que se niega a aceptar la violencia que existe en India, en este caso contra las mujeres", explica Rubén Campos, experto en el Sudeste Asiático y profesor de la Universidad Complutense de Madrid. "Tuvo mayor trascendencia política, mediática y social porque atacaron a uno de los suyos, a un miembro de esta nueva élite, desgraciadamente si hubiera pasado en la India rural, seguramente no nos habríamos enterado", añade.
Este experto señala que este estallido social responde a un proceso muy positivo a medio y largo plazo que es de una mayor concienciación de la sociedad frente a la lacra de la violencia de género, especialmente la de muchas mujeres que ya no toleran como antes estas agresiones y ahora se atreven a denunciar y a dar la voz de alarma. No obstante, Campos advierte de que aún la mayoría de ellas no lo hacen porque no se sienten víctimas al entender que esta violencia forma parte de su realidad y no se puede hacer nada al respecto.
En el mismo sentido, María José Juanes Burgos, coordinadora de la Red de Mujeres Asiáticas y Españolas Casa Asia de Barcelona, considera que esta nueva clase media tiene un "rol muy importante a la hora de marcar las líneas por donde deben ir la modernización y el avance de los derechos de las mujeres en India", aunque aclara que no representa en ningún caso a la mayoría de la sociedad y que incluso mantiene formas de patriarcado que prolongan tradiciones nada favorables para la mujer.
Educadas para ser sumisas y buenas esposas
India ocupa el cuarto puesto en el triste ranking de los países más peligrosos del mundo para las mujeres, según el último informe de TrusLaw elaborado en 2011. Este estudio señala que el 45% de las mujeres son obligadas a casarse antes de alcanzar la mayoría de edad. "El único rol que desempeña la mujer en la sociedad india es dar a luz a niños varones para perpetuar el linaje, por ello son educadas para ser buenas esposas y sumisas", explica Juanes Burgos. Además, el 80% de los matrimonios en India son concertados, convirtiendo a la mujer en una "mercancía" que pasa de su familia a la del futuro marido mediante una compra-venta de bienes a través de la dote, cantidad que se paga a la familia del esposo por hacerse cargo de ella.
En ocasiones, el pago de una dote insuficiente lleva a la mujer a convertirse en una esclava de su nueva familia o a ser quemada viva o con ácido como represalia. Se calcula que entre 25.000 y 100.000 mujeres son asesinadas cada año en disputas sobre la dote. Además, cada hora una mujer muere quemada a manos de su marido, unas 100.000 al año. Otras 125.000 mueren por malos tratos y agresiones físicas.
Tal es la desvalorización de las mujeres que cuando su marido fallece, ellas pasan a ser repudiadas y marginadas socialmente, llegando incluso en algunos casos extremos al 'Sati' o quema de viudas, práctica en las que son arrojadas vivas a una hoguera donde descansan los restos mortales de su difunto marido.
Sometidas a la violencia incluso antes de nacer
La mayoría de hombres no ha interiorizado el proceso de cambio entre la India tradicional y la emergente
La coordinadora de la Red de Mujeres Asiáticas y Españolas Casa Asia explica que en India las mujeres son sometidas a la violencia incluso antes de nacer. Tener una niña en India para muchas familias es una carga, lo que genera una alta tasa de aborto selectivo en relación con fetos de sexo femenino -unos 6 millones en la última década-, además de las miles de niñas que mueren a los pocos días de nacer tras ser abandonadas o privadas de alimentación. De hecho, muchos expertos ven como una de las causas de la violencia contra la mujer la desproporción entre la población masculina y femenina en India y calculan que hay 15 millones 'extra' de hombres, lo que unido a una educación machista les lleva a reforzar su sentimiento de superioridad. Un estudio de UNICEF de 2012 revela que más de la mitad de los adolescentes indios (el 57% de ellos y el 53% de ellas) encuentra justificable que un marido golpee a su esposa.
Rubén Campos señala que aunque la Constitución y las leyes del Estado indio garantizan la igualdad de hombres y mujeres, en la práctica la tradición y las costumbres de la sociedad patriarcal son las que se imponen. "De nada sirve que estén prohibidos los matrimonios infantiles, la dote o los abortos selectivos si no hay un cambio de mentalidad", advierte.
El empoderamiento de la mujer, un proceso largo e irreversible
Actualmente, una minoría de mujeres en India vive en situación de igualdad en el ámbito social, político y empresarial. Esta minoría está marcando un referente para otras que aspiran a mejorar su situación y quieren disfrutar también de esa igualdad. Este proceso produce una serie de fuertes tensiones porque, según Rubén Campos, la gran mayoría de hombres todavía no ha interiorizado este proceso de cambio entre la India tradicional y la India emergente. Mientras en el ámbito rural existe una resistencia a este cambio, en el urbano hay hombres que no sólo sienten simpatía hacia el movimiento de liberación de las mujeres sino que apoyan su lucha.
María José Juanes Burgos señala que para que este proceso siga avanzando es necesario principalmente un cambio de educación e inculcar a los hombres valores de igualdad. "Es necesaria una mayor presencia de mujeres en la política nacional, ya que actualmente en el Parlamento indio sólo hay un 9% de mujeres, para que puedan adoptarse decisiones que mejoren las condiciones de vida de las mujeres y acaben de una vez por todas con tanta impunidad", asevera. Esta experta señala además que es necesario un cambio de mentalidad de funcionarios y fuerzas de seguridad, ya que son quienes ejecutan, en última instancia, la legislación vigente y no menosprecien por ejemplo a las mujeres que van a denunciar una agresión.
Los dos expertos consultados por ESTRELLA DIGITAL consideran que este proceso ha cobrado fuerza tras la oleada de protestas que arrancó el pasado diciembre, aunque coinciden en que será lento y llevará mucho tiempo y esfuerzo desmontar una sociedad patriarcal tan arraigada. "El cambio no sólo ha empezado sino que además ya no hay marcha atrás", advierten. La creación del primer juzgado especializado en los crímenes de violencia sobre la mujer en el estado de Bengala Occidental, el endurecimiento de las penas para los agresores y la cada vez mayor repulsión social que despierta cada nuevo caso de violencia de género, aunque son pequeños granos de arena, permiten sentirse esperanzados por un futuro mejor para unas mujeres que jamás volverán a callarse ante las injusticias.
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