No es ningún iluso, pero Leopoldo Abadía prefiere encarar los tiempos en que vivimos con optimismo. El mismo autor que hace cuatro años triunfó explicando de manera sencilla y con sentido común los motivos que desencadenaron esta crisis en el superventas La Crisis Ninja, ahora asegura que el declive económico que se ha saldado con la pérdida de miles de puestos de trabajo en España podría llegar pronto a su fin. “He empezado a ver, en la lejanía, esa luz al final del túnel. Y, como dije en algún artículo, esa luz no es un tren que viene de cara”, matiza en el libro El economista esperanzado. Manual de urgencia para salir de la crisis, gracias al cual ha sido galardonado con el XXIV Premio Espasa. Para Abadía, profesor del Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE) durante 31 años, la receta para empezar a crecer y a crear empleo parte de lo que llama “una revolución civil”, “la globalización de la decencia” y la materialización de “los Estados Unidos de Europa”.
- Usted explicó cuatro años atrás el origen de la actual situación económica en que nos encontramos, ¿ya ve luz a final del túnel?
- Lo que digo es que han pasado cincuenta años desde la creación del mercado común europeo y que estamos acercándonos al final de este largo proceso. Creo que vamos a más Europa, es decir, que de aquí a unos años cuando nos pregunten de dónde somos diremos: “Soy europeo de Francia, o de España…”, lo que tiene sus ventajas e inconvenientes.
- ¿Y en qué se basa para llegar a esa conclusión?
- En estos momentos la unión monetaria ya existe, ¡y es que hasta pensamos en euros! Por lo que respecta a la unión fiscal, en estos momentos los presupuestos nos los aprueban en Bruselas; ahora estamos yendo hacia la unión bancaria, que avanza a trancas y barrancas porque los bancos están mal. En este sentido se está hablando de la creación del supervisor bancario único, de un fondo único de garantía de depósitos en Europa. También vamos hacia una unión política.
- ¿Por qué hay tantas reticencias a los eurobonos en la Unión Europa?
- Ahora cuando España pide dinero prestado, avala España, lo mismo ocurre cuando pide dinero prestado Alemania, pero como de ellos se fían más que de nosotros, a nosotros nos exigen un 4% más de interés, que es la prima de riesgo. En cambio, si hubieran eurobonos, cuando España pidiera dinero prestado, avalaría Europa, con lo cual lógicamente nos saldría más barato.
- Pero…
- A Angela Merkel no le gusta porque a Alemania le saldría más caro. Por eso entiendo que los países “buenos” exijan que nos portemos bien si queremos eurobonos, y eso quiere decir reducir el déficit, lo cual comporta ajustes, como la subida de impuestos y la bajada de salarios. Por este motivo la gente piensa que Europa la está perjudicando.
- Pero los recortes parece que no están mejorando tampoco la situación económica.
- Es que aún falta la mitad de la receta. En España no hay más que un problema, que son los 5,7 millones de parados que hay, según la Encuesta de Población Activa (EPA). Estoy plenamente convencido de que el empleo sólo lo crean las empresas, por eso todo lo que se haga para ayudarlas es poco. Cuando hablan de una reforma, ya sea laboral o fiscal, digo: “Si ayuda a crear empleo, me parece maravilloso; y si no ayuda, me parece una pérdida de tiempo”.
- El problema es que ayude a destruirlo.
- La reforma laboral me parece que es secundaria, ya que la importante es la financiera porque los bancos algún día tienen que volver a empezar a hacer de bancos (…) Los bancos se han dedicado a hacer locuras, vendiendo unos productos que no entendía nadie – ni ellos- y queriendo hacer negocio en el sector inmobiliario. ¿Y ahora qué pasa? Pues que no tienen dinero para prestarnos cuando vamos a pedir 3.000 euros porque dicen que “tienen que asumir riesgos”.
- Y, según usted, ¿cómo podría volver a circular el crédito para las empresas?
- En una conferencia que di en un banco dije que se tenían que cerrar todas las oficinas bancarias, echar a toda la gente a la calle y contratar a un señor. Y en un despacho cutre, el más barato que encontraran, con una silla, una mesa, un teléfono y un ordenador, que llegara a las diez de la mañana, llamara a Frankfurt y dijera: “Mandarme 10.000 millones de euros al 0,75% de interés”. A continuación, bajara a desayunar, leyera el periódico tranquilamente, subiera una hora más tarde, mirara en el ordenador para ver si han abonado la cantidad, llamara a Madrid y dijera: “Os mando 10.000 millones”. Sólo con esa operación se hubiera ganado del 0,75% al 6% de interés, la prima de riesgo.
- Usted quiere ganarse a pulso la antipatía de los empleados de banca.
- En una reunión que estuve en un banco dije “que habría que echar a todos” y no les hizo ninguna gracia (ríe). Quiero decir, llevando las cosas a un extremo, si estos señores no hacen de banco, para qué quieren ese dinero. El Banco Central Europeo, como he dicho, presta el dinero al 0,75% a los bancos.
- Que, a su vez, lo prestan al Estado español al precio de la prima de riesgo.
- Claro, y cuanto más suba la prima de riesgo, mejor. Pero hay una cosa peor todavía: que el Banco Central Europeo pone a disposición de la banca una hucha que se llama “facilidad de depósito”, en la que antes se remuneraba depósitos a menos del 0,75% de interés y los bancos preferían perder dinero que sacarlo de allí. Pero Mario Draghi, en vez de fabricar más dinero, lo que ha hecho es remunerar ese dinero al 0% de interés, pero aún así los bancos prefieren tenerlo guardado ahí.
- ¿Y cuánto dinero puede haber en ese depósito?
- Hasta hace muy poco en esa hucha había 800.000 millones de euros, ¡imagínese que ese dinero se inyectara a los negocios! Por eso digo que si queremos, la crisis se acaba ahora.
- ¿Y qué opina de los recortes impuestos desde la Troika?
- Me parece que la austeridad es buena. Una familia que ingresa 100 y gasta 700 va mal. El año pasado en España hubo un déficit de 91.344 millones de euros.
- ¿En España se vivió por encima de las posibilidades económicas?
- Claro. Hay amigos míos que me lo niegan, pero les digo “también has vivido por encima de tus posibilidades porque, por ejemplo, has cogido un AVE que no tendría que haberse construido porque no era rentable o has cogido una línea aérea que la Generalitat intentó salvar inyectando 538 millones de euros aún a sabiendas que no había solución".
- ¿La culpa de la crisis se tiene que repartir a partes entre la ciudadanía?
- No, el cien por cien de la responsabilidad es de las entidades financieras y también de los políticos. Y, luego, nosotros hemos tenido culpa, pero no. Si a mí me dicen en un banco le ofrezco una hipoteca de 100 millones por una casa valorada en 70 millones, pues yo me lo creo y honradamente creo que podré devolverlo.
- ¿Usted también ha estirado más el brazo que la manga?
- Hace 30 años me llamó un día un banco para ofrecerme una tarjeta VISA Oro y fui al banco y me la dieron en una cartera de piel con un límite de millón y medio de pesetas. Como tengo tantos hijos –12- , iba gastando, gastando, gastando, hasta que un día no podía pagar el recibo mensual y, al tercer mes de la demora, me quedé sin tarjeta de crédito. Gracias a Dios me permitieron seguir pagando a plazos, pero tuve que aplicar la austeridad, que significa gastar con la cabeza.
- Pero la austeridad favorece poco al consumo.
- La regla es perfecta si la combinamos con el crecimiento que tiene que producirse porque los bancos empiezan a hacer de blancos.
- Esto es poco popular.
- Ya lo sé. Y voy a decir algo todavía menos popular: hay que canonizar a la señora Merkel en vida (ríe). Estamos hablando siempre de austeridad contra crecimiento y no es verdad, es “austeridad y crecimiento”. Y ahí está todo, no hay más, y por eso estoy optimista porque igual algún día esto va a empezar a funcionar.
- ¿Entiende la indignación creciente de los ciudadanos hacia los recortes, la ley hipotecaria y la corrupción?
- Creo que en esta crisis lo menos importante es lo económico, es una crisis de falta de decencia. Aquí hay sinvergüenzas de cárcel a punta pala en lo financiero, político y en lo social, aunque no haya ninguno en la cárcel. El sinvergüenza hace dos daños: uno, el directo, y otro, que es el peor, es que desmoraliza a la gente, que llega a pensar que para triunfar hay que ser sinvergüenza, lo que rebaja el nivel moral de un país.
- Y nos empuja a la mediocridad.
- A no comprometerte a nada, a falsear, y esta es la crisis más difícil de arreglar. Por eso digo en el libro que hace falta una globalización de la decencia. Al final, si en un pueblo hay muchos indecentes, se dice que “el pueblo es indecente” y no es así: cada uno de los ciudadanos del pueblo es indecente.
- Usted también aboga por una revolución civil.
- Que consiste en mirarnos al espejo y decir: “yo soy indecente y tendré que cambiar”. Y eso es muy gordo, muy largo y muy difícil de conseguir, y hay que repetirlo mil veces para que la gente se entere de que tal como vamos no se puede salir adelante. Cualquier problema técnico se arregla con soluciones técnicas, pero si el que impone la austeridad es un sinvergüenza, saldrá mal.
- Parece lógico.
- Cuando me dicen “hay que cambiar de sistema”, pregunto: “¿Me garantizas que en el próximo no habrá ni un sólo sinvergüenza?” Pues si no me lo garantizan, cambiemos para perder el tiempo.
- Usted defiende la creación de “unos Estados Unidos de Europa”, pero estamos inmersos en una crisis del euro, en que cada vez hay más detractores de la moneda única…
- España debe unos 900 mil millones de euros, y aunque nos vayamos del euro tendremos que pagarlo, ¿en qué?, ¿en pesetas? Multiplícalo. Creo que el proceso europeo es irreversible.
- ¿Y qué ocurriría si se decidiera no devolver la deuda?
- Suspensión de pagos, con lo cual al día siguiente cuando necesitases 100 euros, no te los prestaría nadie. Volveríamos a la autarquía. Habríamos inventado Franco, para eso no sé si valía la pena tanto lío (ríe). Hombre, quizá tendríamos que ir a China y decirles: “Si nos traéis un millón de turistas, os haremos un buen precio, y si son dos millones, mejor aún”…Suponiendo que otro país no les hiciera una oferta mejor.
- En el libro dice que “la economía se ha convertido, probablemente, en el arma más prodigiosa creada por el ser humano”. Explíquese.
- Lo que digo es que la economía, que era un arma muy fuerte, con la globalización se ha vuelto un arma terrible. A veces me preguntan: "¿Esta crisis es peor que la del 29’?", y yo contesto: “¿Cuánta gente de San Quirico o de otro pueblo español tenía acciones de la bolsa de Nueva York? Nadie, ¿y cuántos tienen hipoteca hoy? Todos”. Pues es peor esta crisis porque de repente la economía se ha mezclado y nos pegan bofetadas por todas partes sin saber de dónde nos vienen.
- O sea, ¿la globalización nos ha hecho más vulnerables?
- Nos ha hecho distintos, es decir, que nos tiene que hacer más inteligentes para saber de dónde pueden venir las bofetadas. También es cierto que ahora a Nueva York va cualquiera y antes sólo iban los ricos, también puedes buscar empleo por todo el mundo entrando en Internet.
- ¿Pero muchos jóvenes bien formados están emigrando?
- Eso no es emigrar. Vivimos en una aldea global, término inventado por Marshall McLuhan, y ahora nuestros barrios se llaman Shangai y Washington. Por eso el que va a trabajar a Indonesia ya no emigra, sino que se marcha a otro barrio. Igual que cuando vine de Zaragoza a vivir a Barcelona hace muchos años, me fui a otro sitio dentro de mi nación. La diferencia es que ahora ya no somos de pueblo.
- ¿Cuándo prevé que empiece la recuperación económica?
- Este mismo diciembre si conseguimos que esos 800.000 millones de euros de los bancos europeos salgan mañana a la calle. Además, otra cosa que ayudaría es que España elaborara para el 30 de junio de 2013 un presupuesto base “0” de todas las administraciones públicas, que no se hiciera en base al anterior presupuesto, sino en hacer un cálculo de cuánta gente hace falta para tirar adelante, por ejemplo, una autonomía como La Rioja. Tenemos 10.000 empresas públicas, igual sobraría la mitad de la gente.
- Pero también de esa forma aumentaría la tasa de desempleo.
- Sí, pero prefiero pagarles el paro dos años que pagar un sueldo “falso” toda la vida.