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sábado, 19 de octubre de 2013

Nuestro derecho a decidir: el aborto

Nuestro derecho a decidir: el aborto
Al grito de el aborto es sagrado” irrumpieron en el Congreso tres feministas de FEMEN el pasado 9 de octubre. También el 28 de septiembre, numerosas organizaciones sociales se manifestaron en varias ciudades de España reivindicando el derecho a la salud reproductiva y a la elección de la maternidad. Un derecho que peligra debido a la modificación de la Ley del aborto de Gallardón, ya que ésta supondría un retroceso enorme para la salud reproductiva, cuya conquista es aún una realidad muy lejana en muchos lugares del mundo.

Aborto y legislación española

Foto: “Yo decido” / Flickr Montecruz Foto
El aborto es la interrupción del embarazo pudiendo ser espontáneo o natural e inducido, siendo este último el que arrastra polémica, y el que está sujeto al ordenamiento jurídico de cada país.
A nivel internacional, su regulación es muy diversa, desde el libre acceso al aborto en servicios sanitarios públicos gratuitos, como en el caso de Holanda y Reino Unido,  hasta la penalización con años de prisión para las mujeres que aborten y quienes se lo practiquen, como es el caso de Malta, Chile, El Salvador, Nicaragua y República Dominicana.
La ley española actual es una ley de plazos que equipara el modelo español con la legislación de otros países de Europa, como Holanda o Francia. Se puede interrumpir el embarazo sin dar ninguna explicación hasta la semana 14 de gestación. A partir de entonces, y hasta la semana 22, pueden hacerlo sólo si se aprecian malformaciones fetales o si hay riesgo para la salud de la madre. Después de este tiempo, la interrupción del embarazo sólo está permitida si un comité médico determina que hay una malformación grave o incompatible con la vida.
La nueva norma que plantea el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, dibuja un marco legal más restrictivo incluso que el de países tradicionalmente católicos como Italia o Polonia. La reforma, que se ha dado a conocer de forma ambigua y a cuentagotas, supondría que el aborto sea un delito excepto en casos concretos, que son los admitidos en la Ley de 1985, (violación, malformación del feto o riesgo para la madre), aunque con modificaciones.
  • El supuesto de malformación del feto podría quedar suprimido en la mayoría de los casos. Aunque el ministro de Justicia ha expuesto distintas opciones en el último año, cobra fuerza aquella en la que el aborto se pueda practicar en los casos de malformación grave y quede prohibido en los de “discapacidad” del feto; pero no está claro qué se entendería por discapacidad.
  • Se les exigirá a las menores, sin excepción, el permiso de sus tutores para abortar, lo que supone un gran retroceso, porque actualmente, las chicas de 16 y 17 años pueden abortar libremente, aunque deben decírselo a sus padres excepto en los casos en los que la menor embarazada alega que contarlo en casa le puede generar un conflicto puede abortar sin que los padres sean informados.

Argumentos y consecuencias

Foto: “Aborto Madrid” / Flickr Abortolegal
Uno de los objetivos que el gobierno dice perseguir con esta retrograda reforma es reducir el número de abortos, argumento totalmente falaz ya que, como se lee en el último informe de la OMS:
La condición legal del aborto no produce ningún efecto sobre la necesidad de una mujer de tener un aborto, pero afecta dramáticamente su acceso a un aborto sin riesgos”.
Así lo refleja un estudio de la revista The Lancet que demuestra que la tasa de abortos es menor en países con leyes más permisivas y el informe de la Organización Mundial de la Salud anteriormente mencionado, que revela que restringir el aborto sólo provoca más mortalidad materna.  La mortalidad está tan ligada a los abortos inseguros, que en Suráfrica, el número de muertes relacionadas con los mismos cayó un 91% tras la liberalización de su práctica, siendo la reducción de un 48% en Nepal y de un 70% en Etiopia.
Dar marcha atrás en la actual Ley del Aborto en los términos anunciados por Gallardón situaría al país en el ránking de los países más restrictivos de Europa, equiparándolo con buena parte de las zonas más subdesarrolladas de África o América Latina. Además, todos los tratados internacionales relativos a los derechos de las mujeres abogan por la despenalización del aborto, por lo que se estaría yendo en contra de la normativa internacional.
Cabe recordar que hace no tantos años en nuestro país, concretamente en el año 1976, cuando el aborto era ilegal, se producían aproximadamente 100.000 abortos clandestinos anuales según el sociólogo Ibáñez y García Velasco.
Los efectos más graves derivados de la clandestinidad eran las muertes de 200-400 mujeres al año, según datos del Tribunal Supremo de Justicia, y los elevados índices de morbilidad (infecciones graves del tracto genito-urinario). Unas consecuencias que afectaban fundamentalmente a las mujeres con menos recursos económicos, puesto que las más adineradas recurrían al conocido “turismo abortivo” y viajaban a países europeos con legislaciones más permisivas. Este fenómeno económico se repite aun hoy, ya que según datos de la OMS el 98% de los abortos inseguros se practican en países subdesarrollados.
Con la nueva Ley tendremos que hacer frente a la falta de información, al restablecimiento de la tutela; a la limitación en la formación de profesionales, a la ausencia de regulación de la objeción de conciencia, a la pérdida de garantías en la calidad del servicio hasta la pérdida de la gratuidad, la intimidad y la confidencialidad. Es decir, todo lo que hasta ahora se había conseguido, que cumple con lo establecido en tratados internacionales, y en recomendaciones de la OMS.
Si la reforma se hace realidad, más de 73.000 mujeres de las 113.031 que abortaron en el año 2010 en nuestro país, se situarían en el limbo de la inseguridad jurídica y física; ya que según las estadísticas,  el 62,35% de las mujeres que abortaron, lo harían en cualquier caso.
Otra de las razones para estas rocambolescas modificaciones, es que se realizan en aras de laprotección del derecho del concebido y no nacido. Parece ser que la protección de los derechos de quien no es aún considerado persona según nuestro código civil, es más importantes que el derecho a la reproducción sexual y el derecho fundamental a la salud.
Los argumentos esgrimidos por Gallardón contrastan con una realidad que los refuta totalmente,  y la reforma parece mas bien estar motivada por convicciones y principios personales que obligarían a miles de mujeres a pasar por un calvario que ya estaba superado.
Ningún Gobierno debería tutelar las decisiones íntimas, personales e intransferibles de las personas. La decisión de ser madres debe ser la decisión íntima, personal e intransferible de una mujer.
Foto de portada: #Escrachefeminista / Flickr Gaelx




1 comentario:

  1. Así nos va... Un país donde se eleva a derecho (o despenaliza, que a la criatura descuartizada poco le hará que se tilde de esto o de lo otro) liquidar al más indefenso. El hombre de las cavernas debía ser más civilizado, porque el de hoy es ser BRUTAL. Despiadado hasta decir bastas.

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