En el mundo, unas 140
millones de mujeres y niñas han sido sometidas a alguna forma de mutilación
genital femenina, según la Organización Mundial de la Salud.
Esta forma de violencia de género supone una vejación enrome para la mujer, y
un atentado a sus derechos más fundamentales como lo son el derecho a la
integridad física, a la libertad sexual y de reproducción, a la salud y el
derecho a la vida.
¿Qué es la ablación?
La Organización Mundial de la Salud
(OMS) define la mutilación genital femenina (MGF) como todos
los procedimientos, que de forma intencional y por motivos no
médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos.
No se sabe a ciencia
cierta donde comenzó esta barbarie, pero sí se sabe que es practicada sobre
todo en África, donde se lleva a cabo en 28
países. Otros lugares en los que existen pruebas documentadas de la práctica
son: India, Indonesia, Irak, Israel, Malasia, Paquistán, Emiratos Árabes Unidos
y Yemen. También hay datos anecdóticos en Colombia, Omán y Sri Lanka.
Según la OMS existen varios tipos
de mutilación genital:
1. Circuncisión sunna: amputación del
prepucio del clítoris, pudiendo extirparse en parte o en su totalidad el
clítoris.
2. Clitoridectomía: escisión o
mutilación total o parcial del prepucio del clítoris y de los labios menores,
conservando solo los labios mayores.
3. Infibulación o
circuncisión faraónica: esta es la más agresiva, ya que consiste en la
extirpación del clítoris y labios mayores y menores. Después se cosen ambos
lados de la vulva hasta que esta queda prácticamente cerrada, dejando
únicamente una abertura para la sangre menstrual y la orina.
4. Tipo IV: Aquí se incluyen
prácticas lesivas más variadas como pinchazos, perforaciones, incisiones y
estiramientos del clítoris y o los labios; quemaduras del clítoris y tejidos
circundantes, introducción de sustancias corrosivas o hierbas en la vagina que provocan
erupciones y quemaduras; abrasión de la piel circundante al orificio vaginal y
cortes de la vagina.
Motivación de la práctica
Imagen: Fickr Olga Berrios
Los motivos por los que se realiza son
muchos. Algunos sostienen que se practica como iniciación de las niñas a la
edad adulta, o por motivos de higiene porque los genitales femeninos son sucios
y antiestéticos, o porque se cree que aumenta la fertilidad y hace el parto más
seguro. Pero una gran mayoría opina que la verdadera razón de la misma es privar
a la mujer de sentir placer sexual(teniendo sólo los hombres derecho a
ello), fomentar la castidad y asegurarse de que se mantiene “pura”,
virgen hasta matrimonio. La noche de bodas, el marido penetra a la
mujer desgarrándola en muchos casos, sobre todo si se le ha practicado la
infibulación. Con la penetración, lo que hacen es abrirle la gran
cicatriz que ocupa el lugar donde antes existieron sus órganos sexuales.
La mutilación es realizada por
“curanderas” o mujeres mayores, con herramientas rudimentarias como cristales,
cuchillos o cuchillas de afeitar y nunca en centros sanitarios, y los daños
causados son irreparables. La principal consecuencia es la pérdida casi
total de sensibilidad genital, y el trauma psicológico creado. Hay mujeres
que mueren desangradas o por colapso neurogénico debido al
intenso dolor y el traumatismo, otras mueren semanas después de la intervención
a causa de las infecciones resultantes.
La OMS enumera otros efectos como: la
mala cicatrización; la formación de abscesos y quistes; un crecimiento excesivo
del tejido cicatrizante; infecciones del tracto urinario; coitos dolorosos; el
aumento de la susceptibilidad al contagio del VIH/SIDA, la hepatitis y otras
enfermedades de la sangre; infecciones del aparato reproductor; enfermedades
inflamatorias de la región pélvica; infertilidad; menstruaciones dolorosas;
obstrucción crónica del tracto urinario o piedras en la vejiga; incontinencia
urinaria; partos difíciles; y un incremento del riesgo de sufrir hemorragias e
infecciones durante el parto.
Marco Legal
La lucha contra la ablación a nivel
internacional, se plasma sobre todo en la Declaración de Naciones
Unidas sobre eliminación de la Violencia contra la Mujer en la que se
considera a la MGF como un acto de “violencia contra la mujer” y en cuyo
artículo 4 impide a los estados miembro “invocar ninguna costumbre, tradición o
consideración religiosa para eludir su obligación” de procurar eliminar la
violencia contra la mujer.
Imagen: Flickr Olga Berrios
También en el continente africano son de
gran importancia la Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los
Pueblos y elProtocolo sobre los Derechos de las Mujeres que
constata la necesidad de promulgar leyes que prohíban la mutilación.
Pero quizá la que revista mayor importancia es la
Declaración de Rabat, en la cual se
condenan, como contrarias al Islam, tanto la mutilación genital femenina como
otras prácticas nefastas que discriminan a las niñas y se hace una
llamada a todos los Estados islámicos para que tomen todas las medidas
necesarias para eliminar todas las formas de discriminación de las niñas y las
prácticas tradicionales nefastas como la mutilación genital femenina y el
matrimonio precoz. Esta declaración es de vital importancia ya que muchos se
amparaban en su derecho a practicar libremente su religión, el islam, para
justificar esta brutal práctica.
Debido a los fenómenos
migratorios se ha extendido también a los países europeos, dónde no
constituye ni una costumbre ni una tradición. Por ello, la Unión Europea ha
llevado a cabo diversas iniciativas jurídicas contra la MGF, dejando claro que
es una violación gravísima de los derechos fundamentales y una forma de
violencia contra la mujer, no justificable ni por respeto a tradiciones
culturales ni religiosas.
De todas maneras, la
mutilación raramente se lleva a cabo en territorio europeo, sino que los
migrantes viajan a sus países de origen y es allí dónde someten a sus hijas a
la ablación. Por este motivo, España modificó la Ley para que el delito
sea perseguible incluso extraterritorialmente, lo que significa
que incluso aunque la mutilación se haya llevado a cabo en un viaje
familiar en el país de origen del inmigrante, los padres de las niñas serán
castigados en España. También en caso de que haya sospechas de que se viaje al
país de origen sea con tales fines, se podría retirar el pasaporte a la menor y
prohibirle la salida del territorio.
Otras medidas positivas han
sido las adoptadas por Francia y Bélgica, que han incluido entre sus
prestaciones la operación de desinfibulación o reconstrucción del clítoris; o
la de algunos países de la UE, entre los que se encuentra España, que reconocen
el derecho de asilo por esta causa.
Perspectivas de futuro
Imagen: Flickr Olga Berrios
Si bien formalmente la ablación ha sido
condenada en numerosos países, lo cierto es que en la práctica sigue teniendo
un fuerte arraigo cultural. Las familias sufren una gran presión social
para someter a las niñas a tan brutal práctica, ya que de lo contrario, se
exponen a la marginación social. Y a esta presión social se ven sometidos
también los migrantes, presiones que vienen por sus familias en su país de
origen o por la propia comunidad de migrantes que se crea en su país de
acogida.
Por tanto, queda aún mucho camino por
recorrer. En Europa, se deben promover campañas de información y educación
entre las poblaciones susceptibles de realizar esta práctica, así como informar
y formar a los profesionales sanitarios, trabajadores sociales y pedagogos de
su importante papel en la detección y prevención de posibles mutilaciones y en
el tratamiento de sus consecuencias.
En aquellos países dónde la igualdad
entre el hombre y la mujer es aún una utopía, el trabajo es aun más
arduo. La ablación es un modo de controlar a la mujer, de privarla de
su dignidad y de su derecho a ser lo que es: una mujer. En aquellas
culturas en las cuáles ser mujer es un pecado, hay que trabajar para
protegerlas de éste, o cualquier otro trato denigrante.
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