Gérard Xavier Marcel Depardieu es un actor francés que ha adoptado en enero de 2013, la nacionalidad rusa. Su carrera como actor comenzó en la década de los setenta y al inicio de los ochenta ya era uno de los actores franceses más famosos por su papel la película La Femme d’à côté (La mujer de al lado). Ganó la fama internacional por su papel en la película Green Card (1990). Como promedio, Depardieu ha actuado en más de 4 películas y media cada año desde el 1970. Marguerite Duras, quien lo dirigió en dos de sus películas, una vez lo describió como “un hombre grande y hermoso como un camión”, refiriéndose a su tamaño, pero también a su forma de comportarse. Es conocido por ser un ‘bon vivuer’ y le encanta comer y beber. Es dueño de varios restaurantes y viñeros por el mundo.Una vez reveló que a veces toma 6 botellas de vino al día. Es un apasionado de las motocicletas y ha tenido 17 accidentes en moto después de conducir borracho.
Es donde van todos los rusos ricos
Sin lugar a dudas, el mundo eslavo ha encontrado su nueva estrella este mes, personificada en el cuerpo corpulento del aclamado actor y director de cine francés, Gérard Depardieu. Después de llegar a un acuerdo rápido (particularmente excepcional teniendo en cuenta el proceso dolorosamente lento por el cual la mayoría de los rusos tienen que pasar para obtener documentos nacionales de su gobierno), el Sr. Depardieu se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin, en su centro turístico del Mar Negro, y poco después fue entregado un pasaporte ruso. Aunque los informes han señalado que el presidente Putin no le entregó el nuevo pasaporte personalmente, reportaron que los dos hombres abrazaron calurosamente, demostrando una evidente euforia después del intercambio. Después de la reunión, Depardieu escribió una carta abierta proclamando públicamente su amor por Rusia y sus ciudadanos.
Esto no es, sin embargo, donde los lazos del actor con el mundo eslavo terminan. A pesar de que se le han ofrecido su selección de propiedades en la región del centro de Rusia, Mordovia, el actor proclamó públicamente que está considerando la posibilidad de trasladarse a Montenegro. Como un ingenioso usuario de twitter bromeó-, ‘es donde van todos los rusos ricos’. El Gobierno de Montenegro parece estar casi tan encantado como Putin de recibir al famoso francés (ahora Ruso) en su país. Tras una reunión con Depardieu a principios de enero, el primer ministro montenegrino, Milo Djukanovic, sugirió que el actor se convirtiera en embajador cultural del país. Mientras tanto, Gerard demostró que él estaba igual de dispuesto a elogiar a los funcionarios Montenegrinos. Delante de la prensa de éste país, se afirmó cautivado por la belleza natural de Montenegro, su patrimonio cultural y su historia rica.
Los pequeños ladrones son ahorcados, mientras los grandes se escapan
Pero mientras algunos rusos pueden estar encantados con el hecho de que un actor de fama mundial no sólo expresa su amor por su país, pero adopta su nacionalidad, otros están enojados por el doble rasero de la política migratoria de Putin. Hace sólo un año, Vladimir Putin pidió el endurecimiento de las políticas migratorias de Rusia. Cada año, casi 10 millones de trabajadores migrantes abandonan las antiguas repúblicas soviéticas y viajan hacía Rusia en búsqueda del empleo. Para muchos, incluso para los de etnia Rusa, este viaje suele ser una terrible experiencia desgarradora, que implica una espera de años antes de ser otorgado la carta de ciudadanía y el pago de sobornos exorbitantes. La velocidad con la cual Depardieu obtuvo su pasaporte, ha sentido como una bofetada en la cara a muchos trabajadores que no han podido obtener la ciudadanía con tanta facilidad. Para ellos, esa es una situación en la cual un individuo privilegiado ha sido capaz de hacer lo que le plazca, mientras el resto de la población está limitado por la burocracia.
Además, las razones por las cuales Depardieu decidió cambiar de nacionalidad están lejos de ser admirables. Tan pronto como el actual gobierno socialista de Francia tomó la decisión de aumentar los impuestos para los ricos, el actor comenzó a buscar un nuevo lugar de residencia. Su primer punto de descanso fue un pequeño pueblo de Bélgica, a sólo 800 metros de la frontera con Francia. Su decisión de salir del país para evitar el pago de la tasa del 75% máximo de impuestos, fue criticado públicamente por las autoridades francesas. El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, incluso dijo que el actor estaba “eludiendo su responsabilidades patrióticas”. Mientras que el amor profesado por Depardieu a Rusia y a Montenegro puede ser sincero, parece igualmente probable que él está enamorado de la muy baja tasa de impuestos sobre la renta existentes en ambos países. El impuesto sobre la renta actual en Rusia es el 13%, mientras Montenegro tiene una de la tasas más bajas de toda Europa, el 9%. Como afirma el conocido dicho ruso, ‘Los pequeños ladrones son ahorcados, mientras los grandes se escapan’. Y Depardieu es definitivamente uno de los grandes, en todos los sentidos.
Un nuevo nivel de desvergüenza
Mientras algunos pueden pensar que esto es sólo otro truco de publicidad de un famoso que se cree invencible, la elección de Depardieu de frustrar los esfuerzos del gobierno Francés a persuadir a los ricos a devolver algo a la sociedad, tiene mayores implicaciones aparte de destacarle como un individuo egoísta, sin sentido de responsabilidad colectiva y sin escrúpulos. Depardieu ha demostrado al mundo que los ricos pueden hacer lo que quieran y serán ayudados por los gobiernos de otros países si deciden hacer caso omiso a las decisiones de sus gobiernos para aplicar la política social a favor de la clase obrera. Este tipo de ejemplo podría ser un impedimento enorme para otros gobiernos que están considerando implementar políticas similares.
El hecho de que la UE tiene una política de fronteras abiertas permite a los evasores de impuestos a mudarse con facilidad. Actualmente se estima que cerca de 3.000 ciudadanos franceses son residentes en la misma zona de Bélgica donde estuvo Depardieu hace poco, con el fin de evitar el pago de altos niveles de impuestos. En una era de austeridad en la que muchos están lamentando la muerte del estado de bienestar, los que tienen dinero para gastar deberían rendir cuentas y ser obligados a devolver algo a la sociedad. Si muchos admiraron las agallas de Depardieu en lo general, ahora, sin arrepentimiento, el actor se ha mostrado lo suficientemente descarado como para darle la espalda a sus compatriotas a favor de un gobierno conocido por apoyar a los abusos de derechos humanos. Está claro que este hombre no permite que nadie le mangonee, pero ¿en qué momento debería la moralidad empezar a limitar la libertad ganada por el hecho de ser un famoso con una cantidad excesiva de dinero?
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