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miércoles, 27 de junio de 2012

La Mundialización y Universialización de los Derechos Humanos


La Globalización no es un fenómeno nuevo iniciado desde los viajes de Marco Polo en el s. XIII el mundo se han producido numerosos movimientos.
El primer elemento integrante de la globalización la eliminación de las barreras económico políticas, que dificultaban sin más anteriormente en el comercio internacional el tráfico de mercancías, personas, servicios y capitales. 
La globalización es un fenómeno único, por lo que no se puede hablar de múltiples y diferentes globalizaciones sino de un solo modelo de pensamientos y de una forma de concebir el mundo, la sociedad. 
Existe varios tipos de globalización, la económica dominio de un grupo de empresas e instituciones financieras o grandes corporaciones que han  incrementado su capacidad para dispersar geográficamente los procesos productivos y la distribución de bienes.
La globalización tecnológica expansión tecnológica esfuerzos en I+D para que sigan perfecionándose y no se conviertan en obsoletas. 
Globalización cultural y mediática sociedad de la información. Medios de comunicación, el conocimiento y la cultura tienden a convertirse en patrimonio universal. 
Las consecuencias económicas y sociales de la globalización, pueden ser en el transito de población que se mueve en variedad de territorios en búsqueda de empleo volatibilidad del mercado nacional del empleo. Los empleos surgen en los países con bajos costes laborales y mano de obra barata. 
Evasión fiscal internacional, por ende estas empresas que invierten en países occidentales pueden eludir las normas fiscales. 
El poder reside ahora en las grandes multinacionales. Y el estado nacional se desborda. 
La concentración del capital en grandes firmas que operan en todo el planeta. 
¿que opináis de la globalización? repercute en la sociedad en los estados, es bueno es malo para la vida cotidiana el monopolio de grandes empresas. Es bueno que empresas o agencias de calificación como Moody¨´s o la agencia Standard and Poor´s provoquen un descenso en el mercado de capital de un Estado con una calificación sobre riesgos de inversión sobre un país o de una empresa.


1 comentario:

  1. Ironías de la globalización
    La desidia de las transnacionales terminó siendo el mejor abono para el nacimiento de sellos literarios independientes, que han mejorado la circulación de autores de alta calidad.

    CUALQUIER LECTOR que visite Buenos Aires, Lima o Bogotá podrá constatar que los grandes grupos editoriales no hacen circular las obras de sus autores en otros países. A Chile no llegan los libros del argentino Félix Bruzzone, en Perú no están las novelas del colombiano Tomás González y en México tampoco es posible dar con los cuentos del peruano Fernando Ampuero. Por esas ironías del mundo globalizado, las transnacionales trabajan para los mercados locales y son muy pocos los autores que traspasan las fronteras. Un viejo editor me explicaba que en este negocio imperaba el “darwinismo editorial”: se invierten grandes sumas de dinero en dar a conocer a uno o dos nombres del catálogo y el resto que sobreviva como pueda.

    En este escenario, el más avispado -quizá el más escéptico- resultó ser el argentino César Aira, autor de una obra que escapa a cualquier clasificación, donde la invención se combina con la fábula y el pensamiento da paso a las aventuras más disparatadas. Ha publicado cerca de 80 novelas, principalmente en sellos pequeños de su país, como Beatriz Viterbo, Interzona y Mansalva. Aunque hace rato que los españoles quedaron hipnotizados por sus historias, nunca deja de relacionarse con los editores jóvenes. Es más, a medida que su obra se hizo conocida, sus libros empezaron a aparecer en sellos de Perú, México, Colombia y Chile (Cuneta sacó Yo era una mujer casada).

    Hace una década las grandes editoriales todavía seducían a los escritores latinoamericanos con la promesa de una distribución continental. Eso está cambiando. La desidia de las transnacionales terminó siendo el mejor abono para el nacimiento de sellos independientes que, a pesar de sus limitaciones, han mejorado la circulación de autores de alta calidad literaria. Las novelas de Mario Bellatin, por ejemplo, ahora se encuentran en todas partes; Diamela Eltit ha publicado en Argentina a través de Eterna Cadencia, mientras Periférica tiene proyectado sacar toda su obra en España (ya salió Jamás el fuego nunca). Ricardo Piglia, cansado de lo que llama “balcanización editorial”, hoy dirige en Fondo de Cultura Económica, una colección que privilegiará títulos perdidos, como En breve cárcel, de Sylvia Molloy, y Nanina, de Germán García.

    En su Historia personal del boom, José Donoso cuenta que a través de amigos o familiares que viajaban al extranjero pudo agenciarse las novelas de Sábato, Cortázar o Carpentier. Cuarenta años después, la cosa no ha cambiado tanto: la mejor literatura latinoamericana sigue circulando de mano en mano. Hace unos días, sin ir más lejos, un amigo que estuvo en México me trajo La biblia vaquera, de Carlos Velázquez, un narrador con un oído extraordinario para capturar el lenguaje de los submundos de la droga, la lucha libre, los vendedores piratas y los corridos. El efecto de extrañeza que provoca su prosa nos sitúa de sopetón dentro de ese territorio enigmático del que sólo recibimos noticias de violencia. Velázquez sugiere que así como al libro hay que “traducirlo” -y no importa si uno entiende la mitad del argot, ya es bastante-, para comprender la frontera del norte mexicano también se necesita hacer un ejercicio de “traducción”. Porque ya es otra lengua, otro mundo.

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