Londres restringe el acceso de los extranjeros a la sanidad pública
El Gobierno cobrará a los no comunitarios que estén de forma legal pero temporal en el país
Los que entren con un visado de menos de seis meses deberán pagar el coste completo de la atención médica
Lo que sí va a hacer el Gobierno es cobrar a los extranjeros no comunitarios que estén de forma legal pero temporal en el país. Los que entren con un visado de menos de seis meses –como los turistas– deberán pagar el coste completo de la atención médica. Los que tengan permisos de residencia más largos pero no permanente o indefinida deberán pagar una tarifa única anual todavía a precisar pero que estaría en torno a los 180 euros al año para los estudiantes y los 240 euros para el resto.
De todas estas restricciones no estarán exentos ni los niños ni las mujeres que vayan a dar a luz, para evitar así que ese privilegio acabe convirtiéndose en un foco de atracción de lo que el Gobierno ha venido en llamar “turismo de ayudas sociales”, un mito que nunca ha conseguido probar con cifras creíbles.
En realidad, todo esto forma parte de la histeria anti-inmigración en la que vive Reino Unido y que es producto de una combinación de preocupación genuina de una parte de la población empobrecida con la crisis, la fobia antieuropea de una gran parte de los medios británicos y la permanente propaganda contra Europa y contra los inmigrantes que realiza el Partido Conservador desde dentro y desde fuera del Gobierno por razones de conveniencia electoral.
En ese apartado propagandístico se enmarca la carta de 90 diputados conservadores pidiéndole al primer ministro que apruebe legislación de urgencia para prohibir por razones de emergencia nacional el derecho de búlgaros y rumanos a acceder al mercado laboral británico desde el 1 de enero. Downing Street ha rechazado esa petición.
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