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domingo, 2 de agosto de 2015

SIN HIJOS POR ELECCIÓN

Hasta hace muy poco se entendía que parte de la unión entre dos personas pasaba por dejar una parte de su legado en el mundo, los hijos. Sin embargo, los tiempos están cambiando y hoy por hoy son muchas las mujeres que deciden envejecer ajenas a las responsabilidades maternas: sin hijos por elección.

El movimiento “sin hijos por elección”

El movimiento social “sin hijos por elección”, o decir no a lo tradicional, surgió en la década de 1970 con gran fuerza especialmente en Estados Unidos y Canadá. Las nuevas generaciones de mujeres nacidas en el baby boom y la llamada generación X, fueron de las primeras en presentar disidentes entre sus filas a la idea de convertirse en madres. Y es que estas mujeres fueron las primeras en ser testigos de la contradicción entre la tradición familiar que situaba a la mujer en el hogar, encargada de la crianza de los hijos y sin ningún aspecto de superación profesional, y el empoderamiento de las mujeres al acceder al mercado laboral.
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El resultado de este proceso es que, hoy por hoy, en países como Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña o España, el índice de mujeres embarazadas disminuye cada año. Y, aunque en algunos países occidentales la tasa de natalidad sigue siendo relativamente alta, las mujeres cada vez tardan más en formar una familia. Por ejemplo, la tasa de natalidad en España ha pasado de 11 nacimientos por cada 1.000 personas en 2005 a 9 nacimientos por cada 1.000 personas en 2014. El cambio es evidente: cada vez más parejas deciden llevar una vida libre de hijos.

Ser mujer, tener una vida plena y no tener hijos

“La respuesta a la felicidad no siempre son los hijos”, esta es la forma en la que algunas autoras relatan por qué han decidido no dar a luz, y simplemente, disfrutar de su vida en pareja de manera igual de plena que el resto de parejas.
Ser mujer no significa tener la obligación de ser madre, tal y como lo describe el libro “Selfish, Shallow, and Self-Absorbed: Sixteen Writers on the Decision Not to Have Kids”. Las razones por las cuales una pareja puede decidir buscar la satisfacción personal en otros aspectos de la vida que no sean formar una familia, son, sin lugar a dudas, muchas:
  • La falta de instinto maternal y/o paternal.
  • No querer sacrificar parte del tiempo personal en el cuidado y la gran atención que necesitan los niños.
  • La falta de compromiso para comprometerse con una mayor responsabilidad, tanto a nivel personal como financiera.
  • La escasez de recursos económicos para atender adecuadamente a los niños, especialmente en estos tiempos de crisis.
  • Las consecuencias en el crecimiento profesional que implica el ser madre.
  • El posponer la maternidad/paternidad a unas condiciones más adecuadas en el futuro.
  • La percepción de incapacidad real para ser un/a madre/padre responsable y paciente.
  • El querer primera el mayor grado de libertad de elección personal.
  • El querer primera mantener la posibilidad y capacidad de cambiar de estudios, ciudad de residencia, trabajo, etc. tanto a corto plazo como a largo plazo.
Sin embargo, éste es un debate no libre de prejuicios, especialmente para las mujeres, hasta el punto de que socialmente se puede llegar a ver a aquellas mujeres que deciden no ser madres como personas “egoístas e irresponsables”, o como personas “incompletas”, que nunca podrán sentirse realizadas como mujeres por haber dejado de lado la maternidad de manera premeditada.

Una nueva generación: las milenials

El economista David Foot, de la Universidad de Toronto llegó a la conclusión de que la educación de la mujer es el determinante más importante a la hora de decidir si se quiere llevar adelante o no la meternidad.
3988064341_f65824220b_z_answer_4_xlargeLas milenials, que es como se conoce a aquellas mujeres nacidas entre 1981 y 1995, prefieren crecer personalmente en otros aspectos que no son el familiar, u optan por no tener hijos o retrasarlo lo máximo posible por las grandes dificultades que presenta la maternidad a la hora de desarrollar una carrera profesional.
 
Para representar esta nueva cultura del no tener hijos, algunas han sido las historias que se han llevado a la gran pantalla en los últimos años sobre “la otra cara no bonita de la maternidad/paternidad”. Este es el caso de la película Hermosa juventud; una historia que narra la vida de una pareja de veinteañeros en España y sus complicaciones para criar a un hijo y las dificultades que pueden presentarse a la hora de mantenerlo. En esta misma línea destaca la película Mommy, la cual relata la larga lucha de una madre para criar a su hijo, un chico problemático y violento que se ha quedado sin padre, mostrando una cruda una mezcla de arrepentimiento por haber elegido ser madre y el reto que ello representa para una persona.
 
Lo relevante de estas historias no son las dificultades que cuentan, sino que por primera vez la perspectiva desde la que se presentan es clara: ser padre o madre no es un camino de rosas, y para mucha gente puede no valer la pena. Y ello no tiene nada de malo. El tiempo tendrá que derrotar este prejuicio, especialmente de cara a las mujeres, que son quienes más lo sufren.
 
 
 
 

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