Si el pueblo quiere la pena de muerte, los partidos respetarán su voluntad", ha proclamado el presidente
Más de un millón de personas han marchado este domingo en Estambul en la última de las movilizaciones convocadas "a favor de la democracia" y en apoyo del presidente Erdogan, tras el golpe de estado fallido del pasado 15 de julio.
Un mar de banderas turcas cubre el recinto Yenikapi de Estambul en el que se celebra el denominado "Encuentro por la democracia y los mártires", que supone una demostración de fuerza de Recep Tayyip Erdogan frente a las críticas recibidas de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos sobre las amplias purgas efectuadas tras la asonada.
Ante la multitud, el presidente se ha comprometido a aprobar la pena de muerteen Turquía si el Parlamento vota a favor y se ha escudado en la cantidad de países en todo el mundo que aún la tienen vigente. "Si el pueblo quiere la pena de muerte, los partidos respetarán su voluntad", ha proclamado.
El espacio, del que unos 400.000 metros cuadrados han sido habilitados para este acto, está repleto de manifestantes, pero mareas de personas siguen afluyendo a la zona y forman largas colas para poder entrar.
Entre la multitud hay personas con carteles en los que se lee "Erdogan es un regalo de Dios" o "Moriríamos por el presidente", así como fotografías del jefe del Estado y del fundador de la república, Mustafa Kemal Atatürk.
Esta es la primera vez en décadas en que las formaciones opositoras -a excepción del prokurdo HDP, que no fue invitado- acuden a una concentración en apoyo al Gobierno.
El mitin comenzó con el himno nacional, seguido de una recitación del corán y una oración en memoria de las 240 víctimas del golpe, entre civiles y fuerzas leales al Gobierno.
Entre los oradores están Erdogan; el primer ministro, Binali Yildirim, y los dirigentes de dos de los tres partidos de la oposición, el socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu y el nacionalista Devlet Bahçeli.
Erdogan dijo anoche que "la amenaza del golpe no se ha superado aún" y prometió continuar sin descanso las purgas en la Administración para apartar a simpatizantes de la cofradía islamista de Fethullah Gülen, a la que responsabiliza de la asonada.
Gülen -un predicador turco residente en Estados Unidos desde 1999, cuya cofradía era hasta 2013 un firmeALIADO de Erdogan y el partido islamista gubernamental, el AKP- ha negado toda implicación en los hechos.
Hasta ahora, unas 15.000 personas han sido detenidas por supuestos lazos con la orden religiosa y más de 50.000, la gran mayoría de la enseñanza, han sido suspendidas de sus cargos.
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