La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, ha denunciado que el Estado Islámico está llevando a cabo en Irak una limpieza étnica y confesional de las minorías étnicas y religiosas. Desde que el grupo lanzó su ofensiva en junio, Pillay ha documentado en torno a mil asesinatos, todos dirigidos a hombres, mujeres y niños de distinta pertenencia étnica o confesional, que se niegan a convertirse al islam suní que sigue el grupo armado. Las pruebas de que dispone la ONU son tan sólidas que por unanimidad se ha decidido enviar una misión de investigación para esclarecer los crímenes de guerra cometidos por los combatientes del EI.
¿Qué es la ‘limpieza étnica’?
Podemos definir la limpieza étnica como el hecho de volver un área homogénea étnicamente mediante el uso de la fuerza o la intimidación para lograr que personas de unos determinados grupos abandonen dicho área. Los límites del término son difusos y se mezclan con la emigración forzada, la deportación o el genocidio.
¿Puede una limpieza étnica considerarse genocidio? Depende del contexto. Un área geográfica puede lograrse que sea homogénea étnicamente sin necesidad de destruir a un determinado grupo humano, ya que la expulsión de un territorio no necesariamente conlleva la aniquilación. Pero si la limpieza étnica se lleva a cabo mediante la matanza de miembros de determinadas comunidades para infundir terror en las mismas y que abandonen el territorio, entonces si sería considerado genocidio.
Algunos datos revelados por la Alta Comisionada de la ONU muestran que de la limpieza étnica de la que se acusa al Estado Islámico al genocidio hay una delgada línea, que quizás, no tarde mucho en ser traspasada. En la cárcel de Badush, en Mosul, poco después de que la ciudad cayera bajo dominio del EI el pasado mes de junio, hubo una matanza de 670 reclusos. Entre 1.000 y 1.500 presos fueron trasladados en camiones a un descampado en el que separaron a los suníes y a los que no lo eran, y ejecutaron a éstos últimos.
Entre la comunidad yazidí se han denunciado cientos de asesinatos y al menos 2.500 secuestros, especialmente de mujeres y niños, como esclavos. O los 13.000 turcomanos chiíes que han resistido en Amerli el asedio al que les han sometido los yihadistas hasta que recientemente el ejército iraquí pudo romper el cerco.
Pero no sólo se atenta contra la vida de estas personas, también contra sus símbolos culturales e identitarios. Los combatientes del EI han destruido las mezquitas Chiíes de Mosul y Tel Afar, diversos templos kakais y yazidíes, santuarios chiíes, tumbas de profetas y diversos monumentos dedicados a personajes históricos de importancia para el país. La destrucción del patrimonio cultural, además de ser considerado un crimen de guerra, pretende debilitar la identidad de las comunidades a las que pertenecen y reforzar el mensaje de que deben abandonar los territorios controlados por el EI.
La diversidad étnica y confesional de Irak
La zona norte de Irak es un territorio en el que viven numerosas comunidades étnicas y religiosas que llevan habitando allí desde hace cientos de siglos y, en numerosos casos, su existencia data de épocas anteriores a la aparición del Islam. Algunos de estos grupos objetivo de los ataques de la milicia islámica son los siguientes:
- Turcomanos: son el tercer grupo étnico de Irak y se sitúan entre el medio millón y los tres millones. Están concentrados en Kirkuk, Erbil, Mosul y Tell Afar y tres quintas partes de ellos siguen el islam suní y el resto el chií.
- Cristianos: no es un grupo homogéneo. Los más numerosos son los caldeos, que siguen el rito católico oriental; después están los asirios, los siriacos, que siguen el rito ortodoxo oriental, e incluso hay protestantes. Suponen el 2% de la población debido a la gran emigración que se ha dado desde los años 90. Étnicamente hay cristianos árabes, kurdos y armenios, quienes siguen tanto el rito católico oriental como el ortodoxo oriental.
- Yazidíes: son un grupo etno-religioso de cultura y habla kurda. Sus creencias se remontan al zoroastrismo, aunque han recibido influencias del sufismo y han sido marginados debido a su veneración por Lucifer. Del medio millón de yazidíes que se considera vive en todo el mundo, más de la mitad viven en Irak y el resto en comunidades de Armenia, Georgia, Rusia, Irán, Siria y Turquía.
- Kakais: nombre que reciben los yarsan de Irak. Yarsan es una religión sincrética fundada en el siglo XIV en el principado de Ardalan (Irán) y relacionada con el dialecto kurdo goraní. Sus seguidores son, sobre todo, kurdos de Irán e Irak.
- Shabaks: es un grupo etno-religioso que cuenta con su propio idioma, el shabaki, muy cercano al kurdo goraní de Irán. Se estima que son unos 60.000 que habitan en la comarca de Sinjar. El 70% son chiíes y el resto suníes, aunque con ritos peculiares.
Todos estos grupos llevan sufriendo desde el pasado mes de junio las consecuencias de la expansión del Estado Islámico sobre territorio iraquí y la imposición de su orden. Como consecuencia de ello, 1,6 millones de personas han tenido que abandonar sus hogares en estos tres meses, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). La gran mayoría de ellos han huido hacia el Kurdistán, último refugio seguro frente al avance del EI.
La responsabilidad de proteger
Existe en derecho internacional un concepto que se denomina ‘la responsabilidad de proteger’. Este concepto estipula que la soberanía de un Estado conlleva el deber y la obligación de proteger a las personas que viven en su territorio frente a los abusos contra los derechos humanos, prestando especial atención a grupos vulnerables, como las minorías étnicas y religiosas. En el caso de que dicho Estado no pudiera cumplir con su obligación, es responsabilidad de la comunidad internacional proteger a las personas cuyas vidas se encuentran en riesgo inminente.
En el caso de las minorías étnicas y religiosas que huyen frente al avance del EI en Irak esta responsabilidad está recayendo, principalmente, en las autoridades kurdas. Hay 485.000 refugiados iraquíes acogidos en la provincia de Dohuk, 170.000 en la de Erbil y 88.000 en Suleimaniya. A esto hay que sumarle los 215.000 refugiados sirios que huyeron del conflicto en su país y aún se encuentran en el territorio autónomo kurdo. El ejército iraquí es incapaz de proteger a estas minorías y su único refugio es el Kurdistán, cuyas tropas, lospeshmerga, han resistido el asalto de los yihadistas y han ayudado a recuperar zonas que habían caído bajo control del EI. Pero, ¿por cuánto tiempo más podrá prolongarse esta situación, en la que la amenaza que supone el EI no sólo no desaparece sino que aumenta cada día? ¿Qué destino espera a estas comunidades ancestrales? ¿Dejar que pasen a la historia?
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