El informe de Freedom House destaca la mejora de Paraguay y el empeoramiento de Estados Unidos y Panamá
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La libertad de prensa en el continente americano es profundamente heterogénea y permite visualizar tendencias bien diferenciadas entre, por un lado, el norte y buena parte del Caribe; y por el otro, el centro y el sur. El informe de 2013 de Freedom House, publicado este jueves, apenas ha trastocado las líneas maestras de este paisaje, aunque se han registrado algunos cambios al alza y a la baja significativos. El aspecto más positivo del documento es que el número de países considerados no libres informativamente pasa de seis a cinco gracias a una ligera mejora de Paraguay. Las naciones integradas en los otros dos apartados no varían, por lo que se mantienen las mismas 15 calificadas de libres en 2012 y las 14 de parcialmente libres.
En el ránking, elaborado a partir de una serie de encuestas en 23 metodologías, la organización sigue considerando a Santa Lucía como el país americano con mayor libertad de prensa -con una nota de 15 sobre 100, la misma que en 2012- y a Cuba como el que menos -con una calificación de 90, dos puntos más baja que el año anterior-. Los otros cuatro países considerados no libres son Venezuela -su nota pasa de 76 en 2012 a 78 en 2013-, Honduras -de 62 a 64-, Ecuador -de 61 a 62- y México -se mantiene en 61-. Visto en perspectiva, del total de países de habla hispana o portugués, solo un 15% goza de libertad de prensa absoluta.
Con relación al anterior informe, destacan el empeoramiento de la puntuación de Estados Unidos -pasa de una nota de 18 en 2012 a 21 en 2013-, Surinam -de 24 a 28-, Panamá -48 a 50- y los ya mencionados de Ecuador, Honduras y Venezuela. En el otro extremo, sobresalen las mejoras de dos puntos de Paraguay -de 61 a 59- y El Salvador -de 41 a 39-, al margen de la ya citada de Cuba. También mejoran su calificación, pero solo un punto, Jamaica (hasta 17), Canadá (19), Trinidad y Tobago (25), Brasil (45) y Argentina (51).
Freedom House atribuye el empeoramiento en Venezuela al hecho de que el presidente, Nicolás Maduro, continuó con los "esfuerzos" de su predecesor, Hugo Chávez, de "controlar la prensa". En concreto, cita la adquisición de la cadena de televisión Globovisión, hasta entonces contraria al Gobierno, por parte de una compañía afín al chavismo. "Distintas prominentes voces opositoras e independientes abandonaron el canal, criticando la falta de independencia editorial", apunta el documento.
El informe no menciona la decisión del Gobierno de Maduro de suspender en febrero, a raíz de su cobertura de las protestas opositoras, la emisión en Venezuela del canal de noticias colombiano NTN24, pero esta censura se coló en la rueda de prensa de presentación del documento. El responsable de asuntos públicos del Departamento de Estado de Estados Unidos, Doug Frantz, aprovechó la presentación para reiterar la petición, hecha el miércoles, de que Venezuela restablezca la señal de NTN24. "Prohibir una cadena de televisión es antidemocrático y no está en el interés de Venezuela", dijo Frantz, que añadió que la "sugerencia" de reestablecer la señal ya se la hecho Washington a Caracas por medio de canales diplomáticos y que seguirá haciéndolo.
Respecto a Ecuador, el documento lamenta que tras entrar en la categoría de no libre en 2012 el deterioro de la libertad de prensa se agudizó el año pasado con la aprobación por parte de la Asamblea Nacional de una nueva ley de comunicaciones que crea “poderosos cuerpos regulatorios con una independencia cuestionable, que fija controles excesivos en el contenido e impone onerosas obligaciones a los periodistas y los medios”.
En México, pese a que mantiene su puntuación, Freedom House alerta que “la violencia y la intimidación se extendió” a los representantes locales de organizaciones internacionales a favor de la libertad informativa. Por su parte, en el caso de Honduras atribuye su descenso de dos puntos dentro de la categoría de no libre a la “intensificación de la autocensura”, especialmente en los asuntos relacionados con la corrupción y los posibles vínculos entre los gobiernos locales y el crimen organizado.
En el apartado de los países parcialmente libres, destaca el empeoramiento de Panamá fruto de la “concentración de propiedad” en manos del presidente Ricardo Martinelli y sus aliados, así como de los intentos del Gobierno de utilizar leyes de registro para “influenciar o manipular contenido e intimidar a los medios críticos”.
Pese a las ligeras mejoras en Argentina y Brasil, el informe mantiene sus advertencias sobre los frenos a la libertad de los periodistas. “Argentina sigue siendo un país de preocupación por la alta polarización del clima político, y la continua retórica negativa y ataques verbales de miembros del Gobierno hacia periodistas críticos y medios, especialmente a los afiliados al grupo Clarín”, lamenta. También recuerda que el año pasado el Tribunal Supremo consideró constitucional la ley de medios promovida por el kirchnerismo. En cuanto a Brasil, la organización recuerda que tres periodistas murieron en 2013 y otros tantos fueron atacados o intimidados durante las protestas ciudadanas que estallaron en junio pasado. Y añade: “También supusieron amenazas a la libertad de prensa las acciones legales contra blogueros y compañías de Internet, y el alto número de peticiones del Gobierno de retirar contenido ‘online’”.
El único país que se incorpora al grupo de parcialmente libres es Paraguay, lo que Freedom House achaca a la “reducción de la influencia política sobre los medios estatales en contraste con la interferencia y los despidos” en la televisión pública tras la polémica destitución del presidente Fernando Lugo en junio de 2012.
Finalmente, en la categoría de naciones libres sobresale el caso de Surinam, que experimenta el mayor descenso del continente, de cuatro puntos, como resultado de la “falta de implementación” de leyes que protejan la libertad de prensa, el uso creciente de leyes de difamación contra periodistas y la distribución preferencial de los anuncios del Gobierno.
Y también es llamativa la situación de Estados Unidos, que se mantiene en la parte alta de la clasificación pero sube tres puntos. Según Freedom House, se debe a una serie de factores: el mantenimiento de la “limitada voluntad” de alto cargos del Gobierno de proporcionar información a la prensa, alegando en ocasiones motivos de seguridad; el hecho que los periodistas que cubren asuntos de seguridad afrontaron los “esfuerzos continuos de la justicia federal de forzarlos a testificar o entregar materiales que revelan fuentes”; y finalmente que se cuestionara la protección a la libertad de información tras las revelaciones del espionaje masivo de la NSA por parte del exanalista Edward Snowden, así como el escrutinio de los teléfonos de periodistas de la agencia Associated Press. Todo esto ha hecho que EE UU haya obtenido su peor puntuación en una década, según enfatizó en el acto de presentación la directora del informe, Karin Karlekar. Algo que, como es previsible, trató de minimizar el representante del Departamento de Estado. “Los detalles y los hechos de las operaciones necesitan mantenerse secretas por motivos de seguridad nacional”, esgrimió Frantz, que admitió, sin embargo, el enorme daño causado por las filtraciones de Snowden.
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