El jefe de la Gestapo está enterrado en un cementerio judío
Heinrich Müller fue un reputado torturador y verdugo de adversarios políticos de Hitler
Fue uno de los principales organizadores del asesinato sistemático de 6 millones
El jefe de la Policía Secreta del régimen nazi, la Gestapo, podría estar enterrado en el cementerio judío del centro de Berlín desde 1945.Heinrich Müller fue un reputado represor, torturador y verdugo de opositores y adversarios políticos de Adolf Hitler, pero sobre todo uno de los principales organizadores del asesinato sistemático de 6 millones de judíos en la Europa ocupada por Alemania durante la II Guerra Mundial. Según dice haber comprobado el director del Centro Conmemorativo de la Resistencia Alemana, Johannes Tuchel, su cadáver fue enterrado en 1945 en una fosa común del antiguo cementerio judío del centro de Berlín, desmantelado dos años antes por la propia Gestapo. Si las pesquisas se confirman de Tuchel, que dice haber encontrado documentos fehacientes, el burócrata policial y asesino de masas Heinrich Müller está enterrado en el espacio que dejaron las lápidas originales y los despojos de judíos como el filósofo de la Ilustración Moses Mendelsohn, desbaratados bajo sus órdenes en 1943.
Ya en 1945 conocían los aliados la declaración de “un civil llamado Walter Lüders”, que dijo haberlo enterrado personalmente en el antiguo cementerio judío de la Calle Grande de Hamburgo. Quedaba entonces en el sector soviético de Berlín. Una exhumación en 1963 reveló que Heinrich Müller, conocido como Gestapo-Müller para diferenciarlo de otro general de la SS con el mismo nombre, no estaba enterrado en un cementerio de Berlín-Neukölln, en Berlín Occidental. El semanario Der Spiegel escribió entonces que “de la falsa tumba ha escapado un demonio: el jefe de la Gestapo podría haber sobrevivido a la guerra”. Cundía la sospecha de que Müller, a quien ya en vida se atribuían contactos secretos con el espionaje soviético, se había pasado al servicio de Stalin en el caos del final de la contienda. Los aliados occidentales lanzaron una gran operación de busca y captura. El nombre Heinrich ha caído un poco en desuso, pero hace 70 años, su combinación con el apellido Müller era enormemente común en los países de habla alemana. La busca del jefe de la Gestapo fue la de una aguja en un costurero.
El supuesto redescubrimiento de la tumba de Müller en el cementerio judío de Berlín por parte del profesor Tucher salió publicado el jueves en el diario de masas Bild. Asegura el rotativo que los servicios secretos externos de la República Federal de Alemania (BND) creyeron “durante mucho tiempo” que el jefe de la Gestapo había sobrevivido. En 1949 pensaron que los habían localizado en Karlovy Vary, Checoslovaquia. Quizá por simetría, también corrieron durante décadas rumores pertinaces de que Müller había fichado por la CIA estadounidense.
Dice el historiador Tucher a Bild que el cadáver de Müller fue encontrado “en agosto de 1945, en una tumba provisional junto al Ministerio del Aire”, hoy sede del Ministerio de Hacienda. Asegura tener documentos que atestiguan su identificación inequívoca.
Heinrich Müller era menos un nazi convencido que un oportunista. Como millones de alemanes, se alistó al Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP) para medrar a la sombra de Hitler. Nació en Múnich en 1900, fue piloto en la I Guerra Mundial y empezó a trabajar en la policía bávara tras la rendición alemana. Su eficiencia burocrática y su anticomunismo llamaron la atención del gerifalte nazi y líder de la SS Reinhard Heydrich. Müller no entró a la organización paramilitar hasta 1934, un año después de que Hitler accediera al poder en Alemania. No se afiliaría al NSDAP hasta 1938. Pese a esta aparente tibieza, trepó la doble escalera de la SS y de la policía hasta que, en 1939, fue nombrado jefe del Departamento IV de la recién fundada Oficina Central de Seguridad del Reich (RSHA), subordinada a la SS y a Heinrich Himmler bajo el mando de Heydrich. El Departamento IV era la temida Gestapo, pieza clave en la masacre de los judíos en Europa.
Sus servicios al régimen criminal de Hitler fueron recompensados con diversas medallas y honores. Entre ellos, la Cruz al Mérito de Guerra con Espadas por su contribución a desarticular la conjura del 20 de Julio, conocida como Operación Valquiria para matar a Hitler. El propio Müller ordenó la tortura de los conjurados.
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