"Suegra, nuera y yerno, la antesala del infierno", "suegra y nuera, no hay peor parentela", "la nuera barre, para que la suegra no ladre"... El refranero español está repleto de frases alusivas a la mala relación entre suegras y nueras. Por mucho que se trate de un estereotipo, la realidad es que en muchas familias se vive una engorrosa convivencia entre ambas.
La historia está llena de ejemplos. La archiduquesa Sofía hizo la vida imposible a la emperatiz Sissi; la emperatriz María Fiodorovna criticaba abiertamente a su nuera, la zarina Alix de Hesse y María Cristina de Habsburgo no ocultaba su animadversión hacia Victoria Eugenia de Battenberg, la abuela del Rey Juan Carlos.
Por lo que acabamos de ver, la Familia Real española no es ajena a estas fricciones. Pese a que ya se sospechaba que la relación entre las Reinas no era idílica, nos hemos quedado perplejos al ver a doña Letizia intentando impedir a toda costa que la abuela se hiciese una foto con sus nietas Leonor y Sofía.
¿Qué ha podido pasar para que doña Letizia tenga un comportamiento tan maleducado con su suegra delante de las cámaras?¿Qué se esconde detrás de esa imagen? ¿Es la Reina Sofía una suegra tóxica?
Por mucho que el gesto de doña Letizia sea ridículo y que todas sintamos simpatía hacia doña Sofía, seamos sinceras: que levante la mano aquella mujer a la que su suegra no haya sacado de sus casillas en alguna ocasión.
Hay muchos tipos de suegras: la entrometida, la inoportuna, la controladora, la mártir, la envidiosa, la falsa, la chismosa, la tóxica, la perfecta, la pasota, la juvenil, la ideal, la amorosa, la opinóloga, la enrollada... Pero, todas tienen algo en común: su hijo es maravilloso y nada es lo suficientemente bueno para él.
La relación entre yernos y suegros tampoco es mucho mejor, aunque digamos que, en líneas generales, intentan evitar el conflicto, siempre que no haya un partido de fútbol de por medio, claro. Pero, en el tema de la educación de los niños, suelen preferir mantenerse en un segundo plano.
La llegada de los nietos
La suegra puede permanecer agazapada durante años, conformándose con soltar indirectas, hasta que llegan los nietos. En ese momento, arranca la competición. Y no hay vuelta atrás.
Como si se tratase del Rally Dakar, la suegra calentará neumáticos, acelerará, cambiará de marcha, hará punta-tacón, trazará curvas, derrapará, soltará embrague, realizará slaloms... Todo con un objetivo: demostrarte que, por muy buena madre que seas, ni en sueños lograrás superarla.
Así, desde el mismo momento en que tienes a tu bebé en brazos, empieza el rosario de reproches: "No le cojas, que le vas a malcriar", "dejámelo a mí que yo le duermo en cinco minutos", "¡que coman lo que quieran, total si son niños!, "para un ratito que les veo, les voy a comprar algo en el chino", "¡mira esta foto, el niño es clavadito a mi hijo...!"
Los motivos de los enfrentamientos son muy sencillos: tú quieres criar a tus hijos de una manera y ella, les educa de otra totalmente distinta. Además, por muchas instrucciones que des y por numerosos post-it que pongas en el frigorífico, todo será en vano: tu suegra hará lo que le salga del bolo.
Si dices que no quieres que los niños coman pasta, sino verdura, ella preparará un plato gigante de espaguetis; si no les dejas jugar a la tableta a determinadas horas, estarán toda la tarde con la pantalla; si se tienen que acostar a las diez, lo harán a las doce; si no les dejas comer chuches, les habrá comprado una bolsa repleta de gominolas... En fin, la lista es interminable.
Las suegras hacen cosas que nos sacan de quicio como las visitas sorpresa, las llamadas telefónicas a todas horas o esos domingos de comidas familiares interminables, en las que, por supuesto, ellas preparan un manjar digno de dioses.
Es cierto que las abuelas no están para educar sino para malcriar, pero con los tiempos que corren, muchas ejercen de auténticas cuidadoras de sus nietos. Y si les consienten todo, acaban echando por tierra la tarea educadora de los padres.
También es verdad que tu madre hace lo mismo, pero con ella tienes confianza suficiente para regañarla y expresarle tus quejas. Con tu suegra, no te atreves, así que lo más probable es que te acabes enfadando con tu marido para que se lo diga a su madre. Pero ya se sabe cómo son los hijos: tu mensaje llegará a la emisaria totalmente dulcificado.
Alejadas de los focos
A nadie se le escapa que doña Letizia es una madre controladora que lleva la educación de sus hijas de manera estricta y que ha querido mantenerlas alejadas de los focos el mayor tiempo posible. Pero intentar impedir una foto de la abuela con sus nietas en la catedral de Palma, en un acto rodeado de fotógrafos, resulta un tanto inconveniente.
Con el desplante en la catedral de Palma, la mala relación de doña Letizia con su familia política ha salido a la luz: no sólo con sus cuñadas, sino también con la parte griega del clan. No hay más que ver lo poco que tardó en reaccionar la exquisita Marie-Chantal Miller, casada con Pablo de Grecia, primo del Rey Felipe VI y antiguo amigo íntimo: "¡Ninguna abuela se merece ese tipo de trato! Wow, [Letizia] ha mostrado su verdadera cara".
Cargar con la pesada losa de la Reina Sofía, no debe ser fácil. Tal vez la Reina tenga sus motivos para hacer lo que hizo. Pero, desde luego, ni las formas ni el lugar son los apropiados. Doña Letizia ha ingresado por derecho propio en el Club de las Malas Nueras.
http://www.elmundo.es/vida-sana/familia-y-co/
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